LUIS AULAR LEAL
Publicado en el diario Nuevo Día en enero de 2011
En medio de la Venezuela de los años
cincuenta, contrastada por las luces del Nuevo Ideal Nacional y las sombras de
la represión y restricción de libertades, estaba Guillermo Castillo Bustamante;
creador de la primera orquesta moderna del país (la Swing Time en 1937),
brillante músico, compositor, pianista y adeco; siendo precisamente este último
detalle, lo que lo llevó a la cárcel.
El joven músico trabajaba arduamente junto a
personajes como Raúl Leoni, para restablecer la democracia en Venezuela;
detalle que no pasó inadvertido, ante la tristemente célebre Seguridad
Nacional.
Guillermo
Castillo Bustamante
Los méritos artísticos no le dieron inmunidad y
despreciables elementos de Pedro Estrada apresaron, torturaron y pusieron tras
las rejas de la Guasina (Estado Bolívar) a Castillo Bustamante; este, aunque
era músico, no “cantó”; muy a pesar de los tormentos a los que fue sometido.
Nunca delató a sus compañeros.
No obstante, para él, la peor de las torturas
era estar alejado de su familia. Y es que al parecer, separar familias, ha
sido el método represivo más efectivo en todas las dictaduras venezolanas, las
de antes y las de ahora.
Inés, su esposa, estaba también encarcelada, pero en Los Teques. En la prisión de Ciudad Bolívar jamás permitieron visitas y solo le dejaban recibir una carta a cada preso,
cada quince días. El único medio de comunicación que tenía Castillo Bustamante
con el mundo exterior era su hija -también llamada Inés- que en sus cartas
quincenales le informaba sobre la suerte de su mamá y de ella misma. Cierto
día, prohibieron toda la correspondencia...
En medio del dolor, tristeza e
incertidumbre, Guillermo Castillo Bustamante compuso Escríbeme; prueba
inmortal del amor que ha sido separado, del cual no se sabe nada. “Son tus
cartas mi esperanza; mis temores, mi alegría; y aunque sean tonterías;
¡escríbeme, escríbeme!”, he allí los versos iniciales de la melodía, que
pasaría a ser uno de los boleros más bellos de todos los tiempos.
El artista,
estuvo cinco años en la cárcel, hasta que fue expulsado a Guatemala en 1957, pero las escalas del viaje, hicieron que llegase a Costa Rica. Allí conoció a Alfredo Sadel y le mostró la
canción.
Sadel, enamorado de la melodía, al regresar a Venezuela llegó al Show
de las doce de Víctor Sáume y le dijo al animador: “Voy a cantar la canción
más hermosa”. Le comentó la letra y las circunstancias en las que fue compuesta. Y así, poniendo en peligro su libertad y quizás sus propias vidas, Sáume anunció
y Sadel cantó Escríbeme, de Guillermo Castillo Bustamante…
Alfredo Sadel junto a Víctor Saume
Mientras tanto, en alguna parte de Caracas, gracias a estos dos grandes
del espectáculo venezolano, el mensaje al fin llegó a sus destinatarias: Inés
la hija e Inés la esposa, al escuchar: “Me hacen más falta tus cartas que la
misma vida mía; lo mejor morir sería, si algún día me olvidaras”, entendieron
que, todos esos años, cada hora, cada minuto y cada instante, este hombre de
alma creadora y corazón destrozado por la tristeza, solo pensó en ellas dos;
sus más grandes amores, separados una absurda circunstancia.
Finalmente, cayó la dictadura y Castillo Bustamante se reencontró con su
familia. Pero aquellos años de dolor legaron al mundo una pieza musical que
tiene y tendrá vigencia siempre, para todo aquel que ame o haya amado en la
distancia.