- De acuerdo al testimonio de los involucrados, el plan era secuestrar al presidente de la Junta de Gobierno y hacerlo renunciar
- La acción fue comandada por el general falconiano Rafael Simón Urbina, célebre por sus incursiones contra el gobierno de Juan Vicente Gómez
- Aprovechando un incidente entre los conjurados, Delgado opuso resistencia y resultó muerto al intentar desarmar a uno de sus secuestradores
LUIS
AULAR LEAL
Fotos:
Archivo
Publicado en el diario El Falconiano en 13 de noviembre de 2014.
Publicado en el diario El Falconiano en 13 de noviembre de 2014.
La mañana del 13 de noviembre de 1950, una llamada
telefónica altera la acostumbrada templanza del coronel Marcos Pérez Jiménez,
ministro de la Defensa, “¡asaltaron a Delgado!, ¡asaltaron a Delgado!”,
exclama al enterarse que el Presidente de la Junta de Gobierno ha sido
secuestrado muy cerca de sus casa en Las Mercedes, Caracas.
Horas más tarde, el país se conmocionará al saber que
Carlos Delgado Chalbaud ha sido asesinado. El presunto responsable tiene
nombre y apellido: Rafael Simón Urbina y todo el aparato de seguridad del
gobierno anda tras él.
De izquierda a derecha coroneles Luis Felipe
Llovera Páez, Marcos Pérez Jiménez y Carlos Delgado Chalbaud, quien presidía
la junta de gobierno. Dos años antes, habían derrocado a Rómulo Gallegos
Los Delgado Chalbaud
La familia Delgado Chalbaud parece estar marcada por
la excelencia y la tragedia. Román, padre de Carlos, luego de ser un hábil
militar y empresario naviero, fue enviado preso a La Rotunda por su otrora
protector Juan Vicente Gómez.
Ahí pasó 14 años y al salir e intentar derrocarlo resultó muerto. Carlos, su hijo, formado con principios democráticos, ingeniero civil asimilado al Ejército, brillante profesor de la academia militar y estadista, correrá con la misma suerte cuando luego del golpe militar a Rómulo Gallegos ocupe la Presidencia de la República.
Ahí pasó 14 años y al salir e intentar derrocarlo resultó muerto. Carlos, su hijo, formado con principios democráticos, ingeniero civil asimilado al Ejército, brillante profesor de la academia militar y estadista, correrá con la misma suerte cuando luego del golpe militar a Rómulo Gallegos ocupe la Presidencia de la República.
Rafael Simón, descendiente del Marqués de Torre Casa y guerrillero
Famoso por haber invadido a Venezuela desde Curazao
con 60 serranos y un solo revólver para derrocar la dictadura de Gómez; Rafael
Simón Urbina, falconiano, descendiente del Marqués de Torre Casa, ganó fama de valiente y temerario. De acuerdo con múltiples crónicas un sujeto llamado Antonio Aranguren, acostumbrado a financiar
revoluciones habría sido el autor intelectual del secuestro de Delgado Chalbaud
para hacerlo renunciar.
General Rafael Simón Urbina, jefe de la
conspiración
Conocedor del espíritu guerrero de Urbina, lo
contactó para llevar a cabo el secuestro. Nadie esperaba que sucediera la
tragedia y menos el campesino Pedro Antonio Díaz, un completo desconocido que
terminó cambiando la historia del país.
La mala fortuna de Pedro Antonio Díaz
Urbina empezó a reclutar hombres para la misión. La
fama de Cruz Díaz como hábil pistolero era conocida en toda la sierra falconiana.
Su hermano Pedro Antonio, al saber que buscaban a Cruz para embarcarlo en
una misión casi suicida (derrocar al Gobierno) se ofreció en su lugar. Pedro
había empezado a trabajar en la refinería Amuay recientemente instalada en
Punto Fijo. Ahora pasó a formar parte de un grupo de unos 20 hombres que iban a
Caracas a secuestrar al Presidente del a Junta de Gobierno.
El secuestro y la Quinta Maritza
El comandante Delgado salía de su casa en Las
Mercedes rumbo a Miraflores. Su vehículo fue interceptado por dos automóviles
con hombres armados. Lo someten y llevan al asiento trasero de uno de los carros y emprenden la marcha. A los pocos minutos uno de los secuestradores, Pedro
Antonio Díaz (quien jamás en su vida había manipulado un arma de fuego) dejó
escapar un disparo y le destrozó el tobillo izquierdo a Rafael Simón Urbina, jefe
de la conjura.
La torpeza de Díaz hizo fracasar la conspiración.
Tuvieron que refugiarse en la Quinta Maritza, muy cerca de la casa de Delgado, para socorrer a Urbina. Aprovechando la situación, Delgado intentó desarmar a
uno de los secuestradores (Domingo Urbina) y cuando estaba a punto de quitarle
el revólver, Pedro Antonio Díaz, -el mismo que había herido a Rafael Simón- le
disparó pecho, causándole la muerte.
Cortejo fúnebre del presidente de la Junta de Gobierno recorre las calles de Caracas
Pasó poco tiempo para que pusieran tras las rejas a
todos los conspiradores. El Gobierno culpó a Urbina y el propio Pérez Jiménez
ordenó su ejecución. Años más tarde en entrevistas realizadas por Napoleón Bravo y otra por Miguel Salazar llegó a decir:
“A ese carajo (Urbina) sí lo mandé a matar yo, porque un individuo que asesinó
al Presidente de la República no puede andar caminando libre por la calle”.
Nadie delató a Pedro Antonio Díaz, quien pasó 20 años
en la cárcel por ser supuesto cómplice del crimen, cuando realmente había sido el autor material. El error fatal cometido por un campesino de la sierra
falconiana cambió radicalmente la historia de Venezuela. Díaz, en la cárcel
fue un reo ejemplar. Estaba consciente que llegó ahí por mala suerte y por la
inexperiencia de la juventud.
Pedro Antonio Díaz
Tras salir de prisión se dedicó a la agricultura
y cría en su tierra natal. Falleció de muerte natural y hasta sus últimos días
gozó del aprecio de familiares y amigos, a quienes de vez en cuando les comentaba,
con mirada triste: “Yo fui quien mató a Delgado Chalbaud”.