jueves, 12 de julio de 2018

Cáncer de días digestivas: ¿Cómo prevenirlo o diagnosticarlo a tiempo?


LUIS AULAR LEAL
Fotos: Archivo

 Evitar el consumo excesivo de alimentos enlatados y con preservantes; respetar el horario de las comidas y tomar dos litros de agua al día, son algunas de las sencillas, pero efecti­vas medidas que pueden ayudar a prevenir las enfermedades en vías digestivas y en particular, el cáncer gástrico y de colon. Así lo explica la doctora Laura Jiménez Rivas, médico cirujano, especia­lista en Gastroenterología con más 27 años de experiencia en la materia.



-¿Cuáles serían los signos de alerta para pensar en una enfermedad de vías digestivas?
- Sensación de llenura, falta de apetito, vómitos, pérdida de peso, distención y dolor abdominal, estreñimiento crónico, eva­cuaciones oscuras o sangre en las heces. Esos síntomas pue­den ser de varias enfermedades, como úlceras o hemorragias digestivas y en algunos casos, puede tratarse de cáncer, por eso el empeño en diagnosticarlo a tiempo.

- ¿Cuál es el cáncer más frecuente en las vías digestivas y los factores de riesgo que pueden llevar a padecerlo?
- Realmente existen dos más frecuentes: cáncer gástrico, es decir, en el estómago y el cáncer de colon. En porcentaje es prácticamente el mismo, tanto en el hombre como en la mujer y están en tercer lugar, junto al cáncer de pulmón, en relación a la frecuencia en la que se presentan.

Con respecto a los factores de riesgo, todo aquel paciente cuyo padre, madre o algún hermano haya padecido cáncer, tiene probabilidad de desarrollar la enfermedad.


En el caso del estómago, un factor impor­tante es el consumo de alimentos ahumados, padecer gastritis atrófica, tener una úlcera y la presencia de la bacteria Helicobacter pylori. Pero hay que dejar claro, que el hecho de que un paciente tenga alguna de estas enfermeda­des, no quiere decir que vaya a desarrollar un cáncer, pero sí constituyen un riesgo importan­te.

- ¿Y en el caso de cáncer de colon?
- Tienen riesgo los pacientes que posean algún pólipo adenomatoso, que viene a ser una protuberancia de la pared del intestino que crece hacia la luz (adentro) del mismo. Ese riesgo aumenta con la presencia de estre­ñimiento crónico; el consumo excesivo de alimentos ricos en grasa, nitratos y nitritos (como el caso de la carne a la parrilla), refrescos y que toman poca agua.


- ¿Cuándo se recomienda ir a consulta con el gastroenterólogo?
- La Sociedad Mundial de Gastroenterolo­gía, establece que toda persona a partir de los 45 años, debe realizarse un chequeo primario, para diagnosticar a tiempo y prevenir enferme­dades de las vías digestivas.

- ¿Qué hacer en el caso de los pacientes que tienen temor a exámenes como la gas­troscopia o colonoscopia?
- Hay que perder el miedo. Aunque ese te­mor es algo natural, porque se trata de un exa­men invasivo, donde hay un instrumento que se le va a introducir al paciente por la boca (en el caso de la gastroscopia) o por el ano (en el caso de la colonoscopia); pero en los últimos años la molestia que causa se ha reducido considerablemente gracias al trabajo conjunto con el anestesiólogo.



En el procedimiento no se anestesia, sino que se seda al paciente, de tal manera, que tanto la molestia como los riesgos son mínimos y el beneficio es incalculable, al pensar que se puede detectar a tiempo una enfermedad y por lo tanto curarla plenamente.

- ¿Se cuenta en la zona con equipos para realizar ese tipo de estudios?
- Sí. Hay gastroscopios y colonoscopios en el Hospital Calles Sierra, los tenemos en la Sociedad Anticancerosa y la mayoría de las clínicas privadas tam­bién los hay. Para exámenes más especializados como la ecoen­doscopia, el paciente si tiene que viajar fuera del estado.



-¿Y ese examen de qué se trata?
- Se realiza con un endoscopio, que a su vez tiene un eco­sonograma incluido y al localizar una lesión, puede determinar su profundidad en la zona donde se encuentra y así decidir el tratamiento adecuado.

- ¿Cómo evitar llegar a desarrollar el cáncer de vías di­gestivas?
- Minimizando los factores de riesgo y el primero es la mala alimentación, porque somos lo que comemos y de ello depende nuestra salud. Por eso lo ideal sería consumir una dieta en la que estén incluidas vegetales, frutas y legumbres y evitar los alimen­tos que comentamos anteriormente ricos en grasas y en nitritos.


Lo otro es acudir a la consulta con el médico, porque está plenamente demostrado que si la enfermedad se diagnostica a tiempo, en el caso de las vías digestivas, se pueden curar el 100 % de los casos.