- 45 años dedicado a la enseñanza
- Premio Municipal y Regional de Artes Plásticas
- Filósofo, bohemio y yerbatero
LUIS AULAR LEAL
Fotos: Oniel Gómez
Publicado en el diario El Falconiano el 10 de mayo de 2013.
Publicado en el diario El Falconiano el 10 de mayo de 2013.
Comenzó pintando los nombres de las lanchas de Las Piedras,
su pueblo natal. Recuerda a un sabio bodeguero que le enseñó a leer los
clásicos de la literatura castellana y los filósofos griegos. Creció admirando
las obras de Velázquez que pudo conocer en revistas de arte. Por cuenta propia
incursionó en la pintura y su talento innato lo convirtió en artista y maestro
de varias generaciones de creadores.
Sus primeros cuadros fueron “un par de barquitos” según
cuenta… seguidos de anuncios publicitarios en el centro de la ciudad. Luego llegaría
al antiguo Ateneo de Punto Fijo. “Guillermo de León me llamó y me invitó a dar
clases de pintura en el ateneo y le dije: ¡Claro que sí!”. Ahí comenzó su
carrera docente.
Ángel Ventura, Jorge Gómez, Pedro Quijada y Wilmer Yajure
son cuatro de los alumnos de Gilson quienes eligieron a la pintura como
profesión. En las décadas de 1970 y 1980 exposiciones enteras de obras del
maestro Cuba se vendían antes de ser inauguradas.
El público se maravillaba y aún hoy se sorprende con su
talento. “El pintor siempre procura ganarle la partida al ojo humano, porque los
artistas a veces vemos más de lo que ven los demás”, asegura. Plasma en sus
obras la serenidad, sabiduría y bohemia que lo distinguen.
Paisajes paraguaneros, atardeceres, marinas y retratos son
parte de su marca personal, rasgo emblemático de la llamada Escuela Paraguanera de la cual es fundador. Es además filósofo, bohemio y yerbatero; apasionado por
los valses de Strauss y el tango. Hoy continúa pintando, ya sea en Caja de
Agua, en la Asociación de Artistas Plásticos o donde lo visite la imprevista
musa.
“Aprende tanto del
ignorante como del sabio”
-¿Qué es la pintura?
-Es una mágica herramienta con la que nosotros, pobres
mortales,ingenuamen te intentamos copiar
el color, que es una de las obras más bellas del Creador.
-¿De sus colegas, a
quién admira?
-Para mí el gran dibujante de Paraguaná se llama Chencho
Manaure y el mejor retratista Julio Díaz; yo se los he dicho. Recuerdo también
con mucha alegría el colorido de los paisajes de Douglas Valles.
-¿La primera lección
para sus alumnos?
-Coincido con Picasso en que “primero hay que aprender a
dibujar, para después desdibujar”; esa
es la primera lección.
-¿Cuál la obra que más quiere?
-El retrato de mi madre Carmen Esther Cuba, quien fue mi
padre y madre a la vez.
-¿Un consejo a los
artistas plásticos en su día?
-Que pinten los cuadros con la inteligencia, con sus manos y
con el corazón. Que pinten para ellos y no para los críticos de arte.
-¿Qué le dice a las
nuevas generaciones de pintores?
-Lo que hace más de 3000 años se escribió en la tumba de un
faraón: “Aprende tanto del ignorante como del sabio, no hinches tu corazón a
causa de lo que sabes. El arte nunca ha conocido límites y ningún artista ha
alcanzado jamás la perfección completa”.