sábado, 14 de julio de 2018

Escríbeme


LUIS AULAR LEAL
Publicado en el diario Nuevo Día en enero de 2011

En medio de la Venezuela de los años cincuenta, contrastada por las luces del Nuevo Ideal Nacional y las sombras de la represión y restricción de libertades, estaba Guillermo Castillo Bustamante; creador de la primera orquesta moderna del país (la Swing Time en 1937), brillante músico, compositor, pianista y adeco; siendo precisamente este último detalle, lo que lo llevó a la cárcel.

El joven músico trabajaba arduamente junto a personajes como Raúl Leoni, para restablecer la democracia en Venezuela; detalle que no pasó inadvertido, ante la tristemente célebre Seguridad Nacional.

 Guillermo Castillo Bustamante

Los méritos artísticos no le dieron inmunidad y despreciables elementos de Pedro Estrada apresaron, torturaron y pusieron tras las rejas de la Guasina (Estado Bolívar) a Castillo Bustamante; este, aunque era músico, no “cantó”; muy a pesar de los tormentos a los que fue sometido. Nunca delató a sus compañeros. 

No obstante, para él, la peor de las torturas era estar alejado de su familia. Y es que al parecer, separar familias, ha sido el método represivo más efectivo en todas las dictaduras venezolanas, las de antes y las de ahora.


Inés, su esposa, estaba también encarcelada, pero en Los Teques. En la prisión de Ciudad Bolívar jamás permitieron visitas y solo le dejaban recibir una carta a cada preso, cada quince días. El único medio de comunicación que tenía Castillo Bustamante con el mundo exterior era su hija -también llamada Inés- que en sus cartas quincenales le informaba sobre la suerte de su mamá y de ella misma. Cierto día, prohibieron toda la correspondencia...

En medio del dolor, tristeza e incertidumbre, Guillermo Castillo Bustamante compuso Escríbeme; prueba inmortal del amor que ha sido separado, del cual no se sabe nada. “Son tus cartas mi esperanza; mis temores, mi alegría; y aunque sean tonterías; ¡escríbeme, escríbeme!”, he allí los versos iniciales de la melodía, que pasaría a ser uno de los boleros más bellos de todos los tiempos.

El artista, estuvo cinco años en la cárcel, hasta que fue expulsado a Guatemala en 1957, pero las escalas del viaje, hicieron que llegase a Costa Rica.  Allí conoció a Alfredo Sadel y le mostró la canción. 


Sadel, enamorado de la melodía, al regresar a Venezuela llegó al Show de las doce de Víctor Sáume y le dijo al animador: “Voy a cantar la canción más hermosa”. Le comentó la letra y las circunstancias en las que fue compuesta. Y así, poniendo en peligro su libertad y quizás sus propias vidas, Sáume anunció y Sadel cantó Escríbeme, de Guillermo Castillo Bustamante…

 
Alfredo Sadel junto a Víctor Saume

Mientras tanto, en alguna parte de Caracas, gracias a estos dos grandes del espectáculo venezolano, el mensaje al fin llegó a sus destinatarias: Inés la hija e Inés la esposa, al escuchar: “Me hacen más falta tus cartas que la misma vida mía; lo mejor morir sería, si algún día me olvidaras”, entendieron que, todos esos años, cada hora, cada minuto y cada instante, este hombre de alma creadora y corazón destrozado por la tristeza, solo pensó en ellas dos; sus más grandes amores, separados una absurda circunstancia.

Finalmente, cayó la dictadura y Castillo Bustamante se reencontró con su familia. Pero aquellos años de dolor legaron al mundo una pieza musical que tiene y tendrá vigencia siempre, para todo aquel que ame o haya amado en la distancia.