miércoles, 4 de julio de 2018

Aura Chirinos, una madre con dos trabajos y tres bendiciones


Ejemplo de dedicación, entrega y trabajo en el que se ven reflejadas millones de madres venezolanas

LUIS AULAR LEAL
Foto: Andrés Arévalo / Publicado en el diario El Falconiano el 14 de mayo de 2017

El diccionario de la Real Academia Española define la palabra “aura” como: “Viento suave y apacible”, nada más acertado para describir la personalidad de esta señora que bien podría ser el reflejo de millones de madres venezolanas. Con 48 años y una sonrisa que vence a la rutina y la adversidad, Aura Isabel Chirinos Hurtado se empeña en dar cada día, todo por sus tres hijas; a quienes no duda en llamar sus “tres bendiciones”.

Es ancestralmente falconiana. Su padre, nació en Churuguara y su mamá en Baraived; unión que forjó en ella profundos valores familiares, hoy compartidos con su esposo Omar y que ha procurado enseñar a Bianca, Belinda y Aurita, sus tres hijas.

Viven en sector Las Margaritas de Punto Fijo, en casa del papá de Aura. Unos pocos metros separan a la vivienda de la intercomunal Alí Primera, frente al terminal de pasajeros. Antes que el sonido de autobuses y busetas opaquen el canto de algún gallo sobreviviente al crecimiento urbano y a la escasez, ya habrá iniciado el día de Aura.

Se levanta a las 4:30 am a hacer el desayuno y las viandas que las niñas llevarán al colegio. A Belinda, de ocho años, la lleva su papá. Aura va la escuela con Aurita, y va con ella, porque Aura es maestra en la Escuela de Educación Especial Luz y Hogar. Aurita, nació con síndrome de Down, esto la ha hecho merecedora de particular atención y cariño. Tener a su mamá como maestra es un privilegio que la pequeña no comprende, pero que le ha permitido desarrollar aún más sus capacidades.

Aura mira por los ojos de Aurita y los de ella, que son verdes, parecen haber sido creados para mirar la vida desde la esperanza.

Es licenciada en Educación Especial, pero antes de eso trabajó como empleada de servicio con la familia del recordado empresario David Pratti, cuyos hijos le profesan especial cariño. Luego fue secretaria y había iniciado la carrera de Matemáticas, que no pudo continuar. Tiempo después comenzó estudios de la licenciatura en Educación Especial y hoy es maestra en la escuela de Aurita.

Durante su formación universitaria compartía el tiempo entre el trabajo, la universidad y su familia. “Mis compañeras de estudios decían que no sabían cómo hacía yo para llevar todos los trabajos y salir bien en los exámenes, porque tenía menos tiempo libre que ellas, pero cumplía con todo”, rememora.

Hoy espera que mejore la situación económica para empezar una maestría. Sostiene que la bondad y la perseverancia las ha heredado de su madre –fallecida hace nueve meses- a quien describe como una mujer dulce y noble. “Sigo el ejemplo que nos dio mi mamá, de dedicarnos a nuestros hijos, a la familia y respetar al esposo. Todo debe hacerse con amor, inculcar el amor en la familia, pues con la familia es que contamos”.

Y ciertamente, son una familia grande; con ella viven sobrinos a quienes ha criado y considera también como hijos. Su segunda hija, Belinda, es la artista de la familia, tiene afición por la danza y estudia cuarto grado. “Todo lo que es arte, baile, le gusta, ella nació con ese don”. Aura también es afín a la música, particularmente las baladas y muy especialmente a Franco De Vita, “me gustan más las canciones de cuando estaba comenzando, las de finales de los 80”, asegura que esas son las mejores del artista.

“Mi hija, la futura abogada”
Su orgullo es Bianca. Con 19 años, cursa el VI semestre de Derecho en la Universidad de Falcón. Ese título es una meta que pronto verán materializada. “Ella me quiere ayudar, dice que quiere trabajar para ayudarme, pero yo le digo que no, que ella tiene que estudiar; terminar su carrera, y para eso la estamos ayudando”.

Aura pasa la mitad de la tarde relativamente cerca de universidad de su hija. Luego de terminar su labor docente en la Escuela Luz y Hogar, llega a casa, deja a Aurita y va a su segundo trabajo en una panadería. “Los dos trabajos, aunque pueden verse como un sacrificio son necesarios para ayudar en la casa y para la universidad de Bianca, por eso uno los hace con cariño”.


En la panadería atiende al público, prepara y sirve café; recibe a los clientes con la misma sonrisa gentil que permanece en su rostro desde la mañana. Muy pocos saben cuánta dedicación y humanidad se esconde tras ese mostrador. Tanto en la escuela como en la panadería es admirada por sus compañeros de trabajo, y no es para menos; nadie entiende cómo conserva la misma energía desde las 4:30 a.m., -cuando se levanta- hasta las 9:00 p.m. al salir de la panadería. “Yo no sé cómo hago, debe ser Dios, la fe y las ganas de salir adelante”.


Hoy, Aura Chirinos es un ejemplo de la perseverancia y humanidad de las madres venezolanas; una muestra millones de mujeres que se entregan por sus hijos y la prueba viviente de que la reserva moral, espiritual y la fuerza de voluntad del país, reside en el amor suave y apacible que solo puede provenir de las madres.