viernes, 29 de junio de 2018

Para compartirlo con los compañeros corresponsales





“De siervos es mentir, de libres decir la verdad”. Apolonio.

LUIS AULAR LEAL
CNP: 22.987

Al momento de escribir estas líneas es la madrugada del 27 de junio de 2018. En Venezuela es Día Nacional del Periodista, pero no es un día normal. Es como una Navidad sin Niño Jesús ni San Nicolás; un Carnaval sin música ni disfraces; una Semana Santa sin Nazareno, para ser más mundano y hasta gastronómico en la descripción: Esto es un arroz con pollo, sin pollo.

¿Cómo celebrar el Día del Periodista en Falcón, si los dos medios impresos que quedan son panfletos agonizantes por falta de papel? ¿Con qué moral festejamos, cuando esos mismos medios, hoy caquéxicos física y moralmente, huérfanos de coraje, se niegan a publicar la realidad del país por órdenes e intereses políticos y económicos?

Se han cerrado emisoras de radio, prevalece la censura, se niega o restringe el acceso a fuentes oficiales y las presiones obligan a la nefasta autocensura…  Como si no fuese suficiente tragedia, la comodidad, alcahuetería o el bozal de arepas permitió que un Estado censor infiltrase tanto a los medios de comunicación como al gremio periodístico, esto último, particularmente acá en la región.

Cuando los “colegas” -así entre comillas- que nos “representan” -también entre comillas- hacen comparsa en actos organizados por los representantes regionales y municipales de un gobierno opresor, se da la espalda a una realidad que abofetea al pueblo, a sus familias y a ellos mismos.

Se desvanece el principio periodístico de decir y defender la verdad. De estar del lado del débil. De hacer contrapeso frente al poder. Aquí más bien caen en el servilismo y la mediocridad espiritual, que no es otra cosa que la ausencia de virtud, por desconocimiento de la naturaleza de esta. 

Pero hay nobles excepciones. En Caracas, el Colegio Nacional de Periodistas del Distrito Capital, desde 2012 decidió no avalar premiación alguna proveniente de cualquier instancia de gobierno por considerarla indigna. Valiente ejemplo que Caracas dio, lamentablemente no seguido por la mayor parte de la provincia. Qué triste. 

Las “premiaciones”, de las cuales no voy a emitir mayor juicio -pues siempre me han parecido superficiales y merecidas solo en respetuosas excepciones- tienen valor dependiendo de su origen.

Si esos premios los otorga un gobierno incompetente e irresponsable, cuya ineficiencia deja al pueblo sin un agua por más de un mes; incumple el derecho a la salud; ofrece salarios de miseria, condena cualquier tipo de crítica y coarta la libertad de expresión, avalar esos reconocimientos pasa a ser un espaldarazo al opresor y recibirlos, complicidad con un gobierno delincuente.

Eso lo entendieron perfectamente en el CNP del Distrito Capital hace seis años. Por estos lados no. Qué pena.

Ayer una amarillenta y sulfurosa nube de gas surcó el cielo de Paraguaná cual apocalíptico caballo de la muerte. Emanaba de las ruinas en que la Pdvsa “roja rojita” de Rafael Ramirez y Jesús Luongo convirtió a la refinería Amuay, otrora la primera del continente.

 Otro accidente en el CRP. Hoy en la prensa  escrita solo hubo censura o autocensura sobre el tema. Aquello, simplemente no existió. Solo un ejemplo del día a día.

Cuando un medio políticamente comprometido -vendido, en realidad- no publica una información; quien ordena mentir o simplemente ocultar, es el propietario del medio y su cómplice, el director, editor, coordinador o como se llame.

Por su parte, el periodista a quien no le han permitido decir la verdad, tiene como alternativa sus redes sociales, un blog o tantas herramientas digitales para romper el silencio y darle dignidad a su profesión, pero solo unos pocos las usan.

Quizás no lo hacen por miedo, por las amenazas, por temor a la sanción o a perder su quince y último, que aunque solo sean dos dólares, en un país de supervivientes no es mucho, sino lo único.

Decir la verdad, se ha convertido en delito, no por ley, sino por la amenaza del opresor. Todo aquel que escriba algo crítico o denuncie es un apátrida, un conspirador. Entonces, debo serlo… y prefiero ser eso antes que cómplice de criminales.

Aparecerá también el tarifado gobiernero que criticará estas líneas, invocando a la objetividad y una falsa y pusilánime ética, como excusa para no denunciar y ser periodísticamente “imparcial”; pero ante la injusticia, la ilegalidad y el abuso, ser imparcial es cobardía.

Y esta profesión no es para cobardes ni vendidos. ¡Así que lárguese!

Mañana cuando la pesadilla termine, vendrá el juicio de la historia. Y más adelante, serán las generaciones dentro de 10, 20, 30 años o más, los hijos y nietos, los que entonces preguntarán: ¿Qué hiciste tú como periodista durante la tiranía castrochavista?; ¿Te opusiste o fuiste colaborador? ¿Qué hiciste mientras el gobierno de Maduro, Cabello y El Aissami terminaba de destruir al país?; ¿Dijiste algo o escribiste una letra de protesta o denuncia sobre los cientos de miles de ancianos que mendigan una miserable pensión pernoctando hasta dos noches a las afueras de un banco?; ¿Relataste o al menos te conmoviste por los que han caído muertos en esas colas?

 …¿Hablaste o escribiste al menos media frase sobre los miles de venezolanos que agonizan y mueren en los hospitales por falta de medicamentos básicos, mientras los caudillos chavistas municipales, regionales y nacionales, sus testaferros y enchufados gozan de los miles de millones de dólares robados y ahora huyen del país?

…¿Hiciste algo por denunciar la entrega de nuestra nación a Cuba? ¿Dónde trabajabas en esos años?¿Algún familiar tuyo se fue del país? ¿Aún está afuera? ¿Lo volviste a ver? ¿Cómo te sentiste cuando se fue? ¿Te sientes responsable de su partida? ¿O acaso fuiste tú quien dejó el país?

¿Tendrás moral para ver a los ojos a tus hijos y nietos dentro de unos cuantos años cuando te pregunten todo esto? Ojalá que sí…

La historia no perdona, siempre pasa factura. Por eso es necesario definir posiciones y decir lo que se debe. Y hace rato es tiempo. Particularmente, lo hago porque mi conciencia me lo manda y la virtud me lo exige. Puedo dormir tranquilo. Gracias a Dios.

Hasta hace casi un año estuve al frente de un medio de comunicación impreso donde siempre forcé la barrera para publicar la verdad, pese a las circunstancias e intereses económicos y políticos de los propietarios... ¿Discusiones? Todas, fuertes, no podía ser de otro modo y directamente con los dueños del medio… al final siempre lograba publicar buena parte o al menos algo; y en un gobierno opresor, siempre se hace más publicando algo que nada… con sus respectivas consecuencias.

Cuando aumentaron las presiones,quisieron obligarme a mentir. Se incrementaron las discusiones. Se perdió el respeto. Renuncié. Me despedí de la dirección del diario y del equipo que formé. La última lección que tocó impartirles fue la de la dignidad, quizás la más importante de todas.  

Unos renunciaron a los días, otros a las semanas, a los meses… Muy pocos se quedaron. Del equipo original algunos migraron a otros medios. La mayor parte a otros países; como vendedores, albañiles, trabajadores de autolavados o ejerciendo su profesión. Pero todos, siempre dignos, con la frente en alto.

Y justamente la dignidad del periodismo nacional, hoy está golpeada, pero viva. Dos décadas de continuos, desmedidos y cobardes ataques no pudieron desaparecerla.

La libertad de prensa tímidamente rompió fuente en el gobierno de López Contreras (1936-1941), nació enmantillada con Isaías Medina Angarita (1941-1945), tuvo su niñez en la turbulencia de la Junta de Gobierno y las primeras elecciones libres (1945-1948),  una dura adolescencia le permitió sobrevivir la década militar (1948-1958) y completó su adultez con las garantías de la democracia representativa, con todos los trastabillados pasos que pudo dar (1958-1998).

Esa libertad de expresión que se labró en el genoma del venezolano a lo largo de casi un siglo, ha vivido su prueba de fuego en un totalitarismo que irónicamente se vendió a través de los medios de comunicación. Paradojas de la vida. Otra lección que aprender.

Hoy toca hacer un puente, un canal, entre lo mejor de otras épocas, con las hazañas de hoy, que sí las hay.

Para mí es maravilloso saber que en mi país existe un periódico (El Nacional) que en dos oportunidades fue dirigido por el Dr. Ramón J. Velázquez, quien coincidió con el maestro José Ignacio Cabrujas como columnista y Zapata como caricaturista. Y que ese mismo periódico fue fundado por un caballero llamado Miguel Otero Silva, autor de una docena de novelas. También en ese diario, huyendo de Rojas Pinilla, trabajó como reportero un joven colombiano de Aracataca, llamado Gabriel García Márquez.

Del mismo modo es motivo de orgullo saber que hoy en mí país, ante el boicot que impide la compra de papel para periódicos, han surgido medios digitales como efectococuyo.com, dedicados valientemente a la investigación. Han roto a través de la red el cerco y el silencio de un Estado delincuente. Solo ellos han denunciado de manera completa las dimensiones del crimen ecológico del Arco Minero del Orinoco.

Por otra parte, comparo el humor de Zapata, Nazoa o Graterolacho con los youtubers como Javier Romero (@javierhalamadrid) o Manuel Ángel de “Pero tenemos Patria” brillantes comunicadores que en su estilo satírico e inteligente más el uso de la tecnología, a diario ponen en ridículo o más bien dejan en evidencia ante el mundo a la dictadura, la brutalidad de esta y sus patanes, así como la cobardía de sus eunucos.
Eso, duele más que el discurso de cualquier político…

Valoro sobre manera la herencia de uno de mis héroes, el ilustre Oscar Yanes, quien empezó a hacer periodismo a los 14 años, cuando aún usaba pantalones cortos. El más insigne ultimeño enseñó cómo llegar a las masas a través de la polémica.

Entrevistó a todos los presidentes venezolanos del siglo XX (con la excepción de Castro y Gómez), y así a artistas como Dalí y a Reverón. Fue varias veces director de prensa de Venevisión y siguió siempre los tres consejos para ser un buen periodista que le dio el gran Leoncio Martínez en la plaza Bolívar de Caracas: “1) Lee mucho, porque un periodista debe saber de todo; 2) Cuidado con quien te reúnes y a quien le recibes regalos y 3)No te vendas, porque después no te cree nadie, ¡periodista que se vende, se jode!”.Definitivamente, “Así son las cosas”.

Se aprende de lo bueno, para crecer y hacer la diferencia en medio del caos. La luz de la virtud ilumina al justo y deja ciegos a los vulgares. Siempre serán íconos de la investigación el señor Nelson Bocaranda, Roxana Ordóñez, Marieta Santana, el periodismo cultural y la obra de Sofía Imber o la señora Milagros Socorro que llevó hasta Europa el clamor de Venezuela, sin olvidar la herencia de su tierra goajira. Busquemos los buenos ejemplos a seguir.

Por suerte tuve un puente entre esa generación del gran periodismo de Caracas y otras ciudades de Venezuela y la región, aprendí de ellos, pregunté hasta la necedad; aprendí todo lo que pude; unos ya no están en el país, algunos como Salomón Escalona y José Luis González se han retirado. Otros, como mi profesor Reyes Segundo Quintero, sigue en pie de lucha en Coro.

Franklin Morales, Carolina Sánchez, Tibisay Francisco y Yunio Lugo se fueron al exterior, porque el país en su agonía del sarcoma socialista los expulsó. Salieron para salvarse, pero dejaron el conocimiento y lo mucho o poco que pude haber aprendido, juro que lo he transmitido a quienes lo buscan.

Eso sí,los labios de la sabiduría solo se abren ante los oídos que están preparados y esperan el conocimiento”. El Kybalión.

Esos oídos existen y aplaudo de pie a la generación de periodistas que hace su trabajo hasta donde se los permiten, pero no se conforman y buscan vías alternativas para informar.

Mi reconocimiento a todos aquellos cuya dignidad les mueve el ser, cuando saben que el medio donde trabajan miente y manifiestan sin temor su desacuerdo.

En esa valentía y consciencia moral es que están cifradas mis esperanzas.

El país no ha desaparecido ni desaparecerá. El periodismo tampoco. Eso sí, ambos están dolidos, golpeados, politraumatizados; toca rescatarlos, recuperarlos. He ahí la tarea.

He perdido la cuenta de cuántos amigos y familiares se han ido del país en los últimos dos años. Tampoco me interesa llevar la estadística, no quiero, me aterroriza.

A nuestras generaciones no solo nos duele, sino que nos resulta extraño el éxodo, porque en el diccionario personal las palabras extranjero y exilio no existían. Aparecieron. Pero no somos ni los primeros, ni vamos a ser los últimos en este plan.

Dos de los insignes nombres comentados antes: Miguel Otero Silva y Gabriel García Márquez, tuvieron que salir de sus países. En ese periplo les tocó crecer. Tras sortear dificultades y asimilar aprendizajes, el resultado fue más que excelente. 

Aunque de esos exilios muchos no vuelven,otros sí y casi siempre con planes de Estado para su país… y los materializan al regresar. Hoy con internet, redes sociales y tantas herramientas debería ser más sencillo. Ahí está la clave.

Dentro de poco, cuando la pesadilla termine, empezaremos a contribuir con la reconstrucción de Venezuela. Desde donde estemos.

No pierdo las esperanzas de que un día y en algún lugar del planeta, nos encontremos todos los que hoy estamos dispersos; los que se han ido, los que estamos por irnos y los que se quedan.

Ahora, me atrevo a fantasear un poco e imaginar que simplemente, somos corresponsales  venezolanos diseminados por el mundo; en Madrid, Bogotá, Barranquilla, Aruba, Buenos Aires, Lima, Quito, Santiago, Londres, en tantos lugares… y que reportamos para una gran red de noticias, tejida indisolublemente, con lazos de pasión periodística y una genuina amistad.

Feliz Día del Periodista, a ustedes que realmente se lo merecen…



Punto Fijo, 27 de junio de 2018.

martes, 26 de junio de 2018

Un atentado a Betancourt acabó con “Chapita” Trujillo

 El temido dictador dominicano intentó asesinar al presidente Rómulo Betancourt con un carro bomba, al conocerse su responsabilidad, Santo Domingo quedó aislado internacionalmente y comenzaron los últimos días de la “Era Trujillo”

LUIS AULAR LEAL
fotos: CORTESÍA
lavenezuelainmortal.com.ve Publicado en el diario El Falconiano el 30 de mayo de 2016.

Durante 31 años la República Dominicana fue gobernada con mano de hierro por Rafael Leonidas Trujillo Molina, un militar que luego de ascender en el Ejército, logró postularse a la presidencia de ese país a donde llegó a sangre y fuego en unas elecciones amañadas. No obstante, durante ese tiempo la República Dominicana logró alcanzar un asombroso nivel de desarrollo urbanístico e industrial, opacado por la falta de libertades y el control absoluto de la economía y el poder político en manos del dictador.


Rafael Leonidas Trujillo Molina 

Para tener una aparente aura de democracia, abandonaba el cargo de presidente y colocaba a un títere en el poder; quien jugó por más tiempo ese cómplice papel, fue el doctor Joaquín Balaguer.

La megalomanía de Trujillo llegó al punto de hacer cambiar el nombre de Santo Domingo por Ciudad Trujillo, colocar su efigie en monedas, edificios públicos y aupar la creación de merengues como San Rafael, Era Gloriosa o El 24 de Octubre (que hacía alusión a su cumpleaños) que exaltaban y mostraban la grandeza del “Jefe”, “Benefactor de la Patria” o “Padre de la Patria Nueva”, títulos con los que se le rendía tributo.

También se ganó remoquetes como “El Chivo” por su casi pervertida líbido y “Chapita”, por la gran cantidad de condecoraciones que portaba en su uniformes, muchas de ellas obtenidas por favores políticos en el exterior (incluso con El Vaticano) y otras autoimpuestas o inventadas.

El odio de Trujillo a Betancourt
Desde los años 40, Betancourt colaboraba con la oposición dominicana en el exilio de México y Costa Rica que luchaba para sacar a Trujillo del poder; ahora siendo presidente de Venezuela desde 1959, continuaría la lucha diplomática contra el gobernante dominicano.
En otra oportunidad la dictadura trujillista intentó asesinar a Betancourt en La Habana inyectándole veneno de cobra.

Trujillo estaba al tanto de las intenciones de Betancourt y decidió aplicar la misma fórmula impartida a sus adversarios anteriores: eliminarlo. Para ello logró contactar a un grupo de venezolanos que se oponían al gobierno de Betancourt, encabezados por Luis Cabrera Sifontes. Los recibió como altos dignatarios en Ciudad Trujillo y les ofreció armas de guerra para asesinar al presidente venezolano.

Al final se decidieron por un dispositivo explosivo activado a control remoto, que para la época (1960) era un artefacto de alta tecnología. Cuenta Oscar Yanes en sus crónicas de Así son las cosas que los conspiradores venezolanos “se quedaron sorprendidos por la cantidad de armamento que les ofrecía Trujillo y le dijeron que no les diera tanto, porque los iban a ver como vulgares mercenarios”.


Jhonny Abbes García, jefe del SIM

Quien dirigía la operación para eliminar a Betancourt era Jhonny Abbes García, jefe del SIM, la policía política dominicana, cuya crueldad aún hoy legendaria en la República Dominicana y es difundida en decenas de documentales, entre ellos El Poder del Jefe, del cineasta dominicano René Fortunato y la novela La Fiesta del Chivo, de Mario Vargas Llosa.

Al ofrecer los explosivos a los conspiradores venezolanos, Trujillo habría catalogado a esta arma como “infalible”, “porque la hemos probado ejecutando presos políticos dentro de carros viejos y no se ha salvado ninguno”, acota Yanes la cita del dictador en sus crónicas.

El atentado
El 24 de junio de 1961, a las 9:30 am, la caravana presidencial llevaba al presidente Betancourt a encabezar el desfile del Día de Ejército. Cuando pasaban por el paseo Los Ilustres, poco antes de llegar a Los Próceres, un Oldsmobile estacionado al hombrillo estalló justo cuando pasaba Cadillac presidencial.

A la derecha se aprecian los restos del Oldsmovile donde se colocó el artefacto explosivo. Fue estacionado en el hombrillo del paseo Los Próceres

Betancourt resultó con graves quemaduras en las manos y otras menores en el rostro; además perdió la vista en el ojo derecho. Fue trasladado de emergencia al hospital Clínico Universitario, al igual que el ministro de la Defensa Josué López Henríquez y su esposa. El jefe de la casa militar, Ramón Armas Pérez, murió en el atentado.

El vehículo a bordo del cual iba Ramón Armas Pérez fue arrasado por las llamas

Se suspendieron las garantías constitucionales y lograron capturar a Luis Cabrera Sifontes, Lorenzo Mercado, Manuel Vicente Yánez, Eduardo Bustamante, Ángel Morales Luengo, y Juvenal Zabala, este último piloto del avión que trajo el transmisor del explosivo desde Ciudad Trujillo.

Al día siguiente, Miraflores preparó una alocución del presidente Betancourt para la prensa y la radio. Era necesario informar al país que el primer mandatario nacional estaba bien y tenía el control del Gobierno. Por las quemaduras que sufrió hubo que diseñarle un traje especial sólo para la fotografía de la rueda de prensa donde era escoltado por el alto mando militar.



Salió con las manos vendadas y se dirigió al país, entre otras palabras expresó: “No me cabe la menor duda de que en el atentado de ayer tiene metida la mano ensangrentada de la dictadura dominicana, pero esa dictadura vive su hora pre agónica, son los postreros coletazos de un animal prehistórico incompatible con el siglo XX”.

A pesar de la tragedia que representaba tal atentado, no faltó el humor negro de más de un opositor que recordó cuando en campaña Betancourt dijo: “Que se me quemen las manos si toco el erario o público” y en el atentado justamente había salido con quemaduras en las manos; aunque hasta la fecha, nadie ha podido demostrarle un acto de corrupción administrativa.

Las consecuencias del atentado
Contrario a lo que podía pensar Trujillo, las cosas no se quedaron ahí. Betancourt acudió a la Organización de Estados Americanos e hizo valer el derecho internacional al demostrar la responsabilidad dominicana en aquel intento de asesinato.

El atentado contra Betancourt a la larga terminaría por acabar con el propio Trujillo. La OEA sancionó a la nación antillana; terminó bloqueada económicamente y aislada políticamente. Esto desató una crisis social en aquel país que a su vez agudizó la represión del régimen trujillista.

Tan solo meses más tarde, oficiales cercanos a Trujillo (incluyendo su jefe de escoltas, el teniente Amado García Guerrero) decidieron acabar con la vida del dictador dominicano.

Ellos sí tuvieron éxito.



La noche del 30 de mayo de 1961, Rafael Leonidas Trujillo se dirigía de Ciudad Trujillo a San Cristóbal, once hombres, entre ellos unos de su entorno más cercano le tendieron una emboscada y lo ajusticiaron. Siete balazos  impactaron su humanidad, poniendo fin a la vida del “Jefe” dominicano. 

lunes, 25 de junio de 2018

El Punto Fijo donde estaba don Rafael


LUIS AULAR LEAL
Fotos: Jimmy Salima / Archivo / Publicado en el diario El Falconiano el 27 de febrero de 2017.

El “punto fijo original”, es decir, la casa de Pedro Yagua, es considerada por tradición como la primera casa de Punto Fijo, aunque este inmueble no fue estrictamente el primero en construirse en Cerro Arriba o El Abrojal, como se conocía a la planicie donde hoy se levanta el Casco Central de la ciudad. Antes de la casa de Pedro Yagua, hubo otras, entre ellas la de Tertuliano Naveda, muy cerca del inicio de la actual calle Garcés; y la vivienda de Juana Acosta, a las que hace referencia Alí Brett Martínez en su obra Aquella Paraguaná.

Estas pequeñas edificaciones pudieron haber sido construidas incluso en los últimos años del siglo XIX. Por otra parte, el primer croquis conocido de Punto Fijo, elaborado por S. De Lima Salcedo en 1928, muestra parte de los límites de las tierras del general Gabriel Laclé y las del doctor Pedro Manuel Arcaya, en medio de las cuales estaba naciendo el caserío.


Para ese momento habrían desaparecido las casas a las que hace referencia Alí Brett Martínez, pues solo documenta la existencia de cinco viviendas, las de Gil Antonio García, Pedro M. García, Pascual Ventura, la vivienda en construcción de Eufracio Díaz y la casa de Pedro Yagua, esta última, la única que se conserva en pie como testimonio de aquella época. Todas las demás desaparecieron.

El modesto inmueble funcionaba como una fonda; especie de posada donde ofrecían comida y techo a quien llegaba a trabajar en la naciente industria petrolera. En este lugar, se desarrollará una historia que circunstancialmente bautizará lo que se convertirá con el tiempo en Punto Fijo.

La historia de un nombre producto del amor

La mayor parte de las ciudades de Venezuela deben su nombre a un vocablo aborigen, un santo, un prócer o algún accidente geográfico. El caso de Punto Fijo es distinto, inusual y espontáneo. Fue consecuencia del amor entre Leocadia Pulgar y margariteño Rafael Natalio González Estaba.

Guillermo de León Calles, cronista de la ciudad, cuenta que Pedro Yagua tenía una hijastra llamada Leocadia Pulgar. De ella se enamoró un joven trabajador de la Mene Grande, nativo de Juan Griego, estado Nueva Esparta. Su nombre: Rafael González.

Este joven caporal de la petrolera, respetado por su responsabilidad y puntualidad, los sábados acostumbraba a ir con sus compañeros de trabajo a jugar dominó en un local ubicado en El Tropezón. Cierto día empezó a faltar a la cita. Pompilio Brett, dueño del lugar, notó la ausencia del margariteño y al preguntar por él, los amigos le dijeron que había dejado de acompañarlos porque ahora, en vez de jugar dominó, iba a visitar a su novia en Cerro Arriba, a lo que Brett, en broma respondió: ´ese ya tiene su punto fijo´”, rememora De León Calles.


El punto fijo donde estaba Rafael González, era la casa de Pedro Yagua. Con el tiempo, no solo esa casa, sino todo el caserío adoptó el nombre de “Punto Fijo” surgido de una broma a un amigo enamorado. Pero la historia no concluyó ahí, aquel joven enamorado no era un ciudadano común, la personalidad proactiva de González, lo llevó a impulsar el ordenamiento la naciente población. Él y otros pioneros, organizaron las primeras calles de tierra; al terminar la jornada laboral ayudaban a construir la plaza; lograron establecer la primera escuela y servicios públicos.

Don Rafael González contribuyó a construir el naciente caserío, siempre tuvo actividad pública e incluso era columnista regular del diario Médano desde sus inicios, en la gráfica lo acompañan entre otros, Omar Azuaje y Lino Segundo Revilla

Don Rafa, como luego se le conoció, pasó a ser una suerte de “Sheriff ” del “punto fijo” donde decidió quedarse, es por esta razón que así no haya existido un acta, ni primera piedra alguna, ni acto formal de constitución del poblado, hoy, por sus méritos se le considera el fundador de Punto Fijo. Se tiene información de que fue iniciado en la masonería. 



Del señor Gil a los Polanco Bracho
La primera casa de Punto Fijo, originalmente perteneció al señor Gil Antonio García, luego a Pedro Yagua; éste la vendió al abogado Ibrahim García y desde hace 69 años es habitada por la familia Polanco Bracho. “Cinco de mis hermanos y yo nacimos en esta casa”, comenta la señora Edita Polanco.


En 1948, sus padres, Francisco Polanco y Lucía Bracho de Polanco, nativos de Cabure, llegaron a Punto Fijo y alquilaron la vivienda. Desde entonces hasta hoy, han trascurrido al menos cuatro generaciones que han crecido literalmente, rodeados de historia. “Cuando mi papá llegó en 1948 alquiló la casa por 40 bolívares, había que pagarlos cada 20 días, bastante caro para el momento. Después, por el tiempo que teníamos viviendo aquí, salió la opción a venta y pagamos un precio simbólico de 7.000 bolívares”, agrega la señora Edita.

Edita Polanco 















Visita al “Punto Fijo” original
Quienes entran en la vivienda, llegan a sorprenderse por sus características. La primera casa de una urbe conocida por la refinación petrolera y el comercio, es una humilde residencia de bloques de adobe y bahareque, con techo de cardón y soportes de curarí. Su esencia, perdura en el tiempo para recordar dónde comenzó todo. 


Al entrar a la casa hay que bajar dos escalones, pues el piso está unos 60 centímetros bajo el nivel de la acera. La sala, es un corredor de unos siete metros de longitud por dos de ancho, en cuyo extremo oeste está la base del fogón, recuerdo de la fonda original, hoy utilizado como estante. Desde este espacio se ve el patio.  El techo de los corredores es sostenido por madera de curarí y en algunas partes tiene una altura inferior a los dos metros.


El cañizo de cardón parece querer hablar y contar la historia de quienes por ahí han pasado. Todo el lugar emana calidez y hospitalidad, ha de ser porque las casas se parecen a quienes las habitan. 

Los Polanco Bracho se han convertido en custodios de la historia local. Más que eso, son parte de ella. Durante casi siete décadas, han mantenido y restaurado el inmueble, conservando la estructura original hasta donde les ha sido posible. Aunque cada vez se hace más difícil, pues en la localidad ya no hay quien trabaje con las técnicas y materiales con los que fue hecha la fonda de 105 años.



Patrimonio cultural e histórico
Por sus características arquitectónicas e históricas, la casa de Pedro Yagua, cuna del nombre de la ciudad y hogar de la familia Polanco Bracho desde hace casi 70 años, es un Patrimonio Cultural e Histórico. La nación y particularmente el gobierno municipal deben garantizar su protección y conservación, según lo establece la Ley Orgánica de Cultura.

En Carirubana existe también una Ordenanza de Protección del Patrimonio Cultural, que de igual manera ampara al inmueble. Este instrumento legal en plena vigencia, sin embargo, hasta la fecha no se ha aplicado; ni en este caso, ni en muchos otros, asegura el profesor Orlando Brett, presidente del Centro de Historia de Paraguaná.

Propuestas y trabajo en conjunto
Con el objetivo de garantizar la conservación de esta casa y el acervo histórico del municipio, una representación del Centro de Historia de Paraguaná sostuvo una reunión con la Cámara municipal de Carirubana y plantearon la propuesta de declarar Patrimonio Cultural a este inmueble y establecer como bien de utilidad pública al terreno que circunda a la llama primera casa de Punto Fijo.

En este encuentro también estuvo presente la señora Edita Polanco, en representación de la familia Polanco Bracho, actuales habitantes del inmueble. El terreno adjunto a la casa es propiedad del municipio. La inconsciencia y falta de civismo ha hecho que lo utilicen como improvisado vertedero de basura e incluso ha servido como guarida de delincuentes.

En la reunión se planteó a la Cámara Municipal destinarlo a la construcción de un espacio cultural que incluya áreas de esparcimiento, un museo histórico petrolero, así como un área que comprendería una biblioteca y el archivo histórico del municipio.

Este proyecto debe integrarse urbanísticamente con la casa de Pedro Yagua, respetar su integridad arquitectónica y garantizar su conservación para cumplir con la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural y la Ley Orgánica de Cultura, entre otros instrumentos legales. Los ediles escucharon cortésmente la propuesta y se comprometieron a analizarla. La i iniciativa también será presentada a la Alcaldía.

Rendirán honores a don Rafael González y su familia



Hoy trasladarán parte de sus restos mortales, los de su esposa y dos hijos a la redoma que lleva su nombre en la urbanización Casacoima de Punto Fijo El acto solemne será presidido por el alcalde Alcides Goitía

LUIS AULAR LEAL
FOTO: YUNIO LUGO / TOMÁS MARTÍNEZ/ ARCHIVO / Publicado en el diario El Falconiano el 27 de febrero de 2017

“No tome notas, más bien escuche, porque cuando alguien le pregunte sobre la historia de la ciudad donde usted nació, usted tiene que conocerla de memoria”, ese era el permanente consejo de don Rafael González a su secretaria, Amada Rodríguez. Y justamente, el principal propósito del acto que se llevará a cabo hoy a las 9:00 am será recordar el origen de la ciudad, indiscutiblemente vinculado a la vida y obra de Rafael González.

Parte de los restos mortales de don Rafael González, su esposa Leocadia Pulgar de González y dos de sus hijos: El reconocido deportista y narrador deportivo Cornelio “Tom” y Eugenio “Neño” González también beisbolista, serán inhumados hoy en una cripta especialmente construida para ello en la redoma Rafael González de la urbanización Casacoima de Punto Fijo.

Tal acto se lleva a cabo luego que el alcalde Alcides Goitía aceptara una solicitud del Centro de Historia de Paraguaná, en la que se planteaba trasladar los restos de la familia González que pudieron conservarse – luego de la profanación que sufrieron a finales del año 2015- a un lugar donde la colectividad pudiera rendirle homenaje e incluso que sirviera como desagravio por el lamentable hecho ocurrido.

Este proceso ameritó de la autorización de los descendientes de don Rafael González y su esposa Leocadia, así como del trabajo conjunto de la Alcaldía de Carirubana, el Poder Judicial, antropólogos del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses (adscrito al Cicpc), el Centro de Historia de Paraguaná y la familia González.

Todas las partes pudieron llegar a un acuerdo, para ofrecer el merecido homenaje a la memoria de quien se considera el fundador de Punto Fijo y así honrar el compromiso con la historia local.


Los restos fueron exhumados el 21 del mes en curso (febrero de 2016) en el Cementerio de Santa Elena, en presencia de Rafael González Navarro (nieto de don Rafael), el alcalde Alcides Goitía, la jueza Nilsa Frenellí y dos antropólogos del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses. Quedaron bajo la custodia del Senamecf hasta hoy cuando serán depositados en la redoma Rafael González, en la base de la estatua pedestre de quien es considerado el fundador de Punto Fijo. La escultura es obra del artista plástico falconiano Henry Curiel.

Acto solemne y exequias
La ceremonia pautada para hoy a las 9:00 am iniciará con una celebración eucarística a cargo del monseñor Carlos Alfredo Cabezas, obispo de Punto Fijo y luego se procederá a bendecir la cripta. Para los honores se contará con la presencia de la Banda Marcial de la Base Naval Mariscal Juan Crisóstomo Falcón.

El acto oficial será presidido por el alcalde del Municipio Carirubana, Alcides Goitía. El discurso de orden estará a cargo del profesor Orlando Brett, presidente del Centro de Historia de Paraguaná, también se espera la participación de la doctora Graciela González Navarro, nieta de don Rafael González, en representación de la familia.

Luego se procederá a inhumar los restos en la cripta; en ella también se depositarán una bandera del Municipio Carirubana, una copia del himno local, así como la prensa del día como testimonio para las futuras generaciones.

La sepultura de personalidades emblemáticas en espacios públicos es una práctica común en grandes ciudades, un ejemplo de ello es la redoma del Ángel de la Independencia, en México, D. F. en la base del obelisco están depositados cuatro cráneos de patriotas de esa nación, uno de ello es el del cura Miguel Hidalgo y Costilla, considerado el Padre de la Patria mexicana.

En Venezuela, además del conocido Panteón Nacional, el estado como Zulia tiene un Panteón Regional, en el caso de Punto Fijo por tratarse de una ciudad joven se trata de una novedad, con la que se espera, además de honrar la memoria de la familia González, elevar el sentido de pertenencia de los puntofijenses.


 Tal como estaba previsto el 27 de febrero de 2017, Día de Punto Fijo los restos de don Rafael González, su esposa y dos de sus hijos fueron inhumados en una cripta diseñada extresamente para ello al pie de la estatua pedestre de él, ubicada en la redoma que lleva su nombre en la urbanización Casacoima de Punto Fijo.




Autoridades municipales, la familia González y representantes del Centro de Historia de Paraguaná encabezaron el acto. También estuvo presente el diputado Víctor Clark. En la parte inferior de la gráfica se observan las cuatro urnas funerarias contentivas de las osamentas de la familia González. 



El alcalde Alcides Goitía, como primera autoridad del Municipio Carirubana llevó la urna con los restos de a quien se considera el fundador de Punto Fijo

El profesor Orlando Brett, presidente del Centro de Historia de Paraguaná pronunció el discurso de orden

Las exequias estuvieron a cargo de monseñor Carlos Alfredo Cabezas, obispo de la Diócesis de Punto Fijo