domingo, 26 de octubre de 2014

Monseñor Fernando Castro Aguayo: “Venezuela entera ora por la beatificación de José Gregorio"

  • Asegura que el papa Francisco desea vivamente la canonización del Venerable
  • Invita a conocer la vida del llamado “Médico de los pobres” para ser ejemplares ciudadanos y mejores cristianos
  • Insta al pueblo creyente a notificar de cualquier posible milagro


LUIS AULAR LEAL
Publicado en el diario El Falconiano el domingo 26 de octubre de 2014. En ocasión de celebrarse los 150 años del natalicio del doctor José Gregorio Hernández 

“Estamos ante un fenómeno de piedad popular impresionante; a José Gregorio lo conocen en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Cuba, Centroamérica, República Dominicana, en Europa y el primer testimonio de un presunto milagro que nos llegó este año fue de Tailandia”, explica emocionado monseñor Fernando Castro Aguayo, vicepostulador de la causa para la beatificación del doctor Hernández.

Considera que todo el país debería conocer la vida del Venerable de Isnotú, como ejemplo ciudadano y un modelo de ser humano. Entiende que para la mayoría de la gente, la santidad de José Gregorio Hernández ni siquiera está en discusión, pero recuerda que es necesario cumplir con un complejo proceso para llevarlo a los altares.

- ¿Qué tan avanzada está la causa de beatificación de José Gregorio?
- Está encaminada. Recordemos que el 16 de enero de 1986 el santo padre Juan Pablo II decretó Venerable al doctor José Gregorio Hernández; eso quiere decir que la iglesia reconoce que él vivió las virtudes humanas y cristianas (fe, esperanza y caridad) de un modo heroico. Con esto se da luz verde a la beatificación, cuando Dios lo quiera. Nadie puede objetar su heroicidad, la virtud del José Gregorio es incuestionable y está a prueba de fuego.

- ¿Entonces qué falta?
- Falta la comprobación de un milagro que se pueda atribuir de modo exclusivo al doctor Hernández. Hay que rezar por esta intención; el domingo (hoy) cuando se cumplen 150 años de su nacimiento toda Venezuela eleva sus oraciones a Dios por la Beatificación de José Gregorio.

-¿En qué puede ayudar el pueblo creyente?
- Todos los que hayan recibido un favor o un presunto milagro del doctor José Gregorio Hernández, tiene que ponerlo por escrito y enviarlo. El milagro que llevó a los altares a Juan Pablo II, apareció en una página web en una parroquia perdida en Costa Rica. Por eso es muy importante ponerlo por escrito.



-Se conocen miles de casos de supuesto milagros que no cumplen con los requisitos, ¿esos testimonios tiene un valor para la causa?
- Por supuesto que sí. Aunque no se puedan comprobar como milagros de igual manera son importantes, tienen un valor impresionante porque se trata de la historia de la fe de un creyente y eso da más fuerza a la causa de la beatificación, por eso tienen que notificarlos a la iglesia.

- ¿Cuándo se habla de un milagro?
- Cuando se trata de una curación instantánea, sobrenatural e inexplicable desde el punto de vista médico, debida a la invocación exclusiva del doctor José Gregorio Hernández por parte de una familia o una comunidad, para que él interceda ante Dios quien es que hace el milagro.

- De todos los miles de casos que se han notificado, ¿ninguno ha cumplido con esos requisitos?
- En estos momentos estamos estudiando muchos, pero tenemos el antecedente de dos casos: uno en 1986 y otro en 2009. Fueron presentados a la santa sede, específicamente a la Congregación de la Causa de los Santos, pero los rechazaron las comisiones médicas. Por eso es muy importante que todo aquel que tenga el testimonio de un milagro nos lo haga llegar.

- Mucha gente compara lo rápido que fueron las canonizaciones de Juan Pablo II o Juan XXIII e incluso la de Paulo VI en relación al proceso de José Gregorio Hernández, ¿existe algún tipo de preferencia?
- Las normas son las mismas para validar los milagros, como te dije lamentablemente los que hemos presentado por la causa del doctor Hernández fueron rechazados. Por otra parte, el milagro que llevó a los altares a Paulo VI tardó 13 años en comprobarse, es decir que tomó su tiempo y no fue algo inmediato.



- ¿El uso de la imagen de José Gregorio en rituales espiritistas u otras ceremonias no católicas perjudican el proceso de beatificación?
- Es lamentable que algunas personas le den ese uso a la imagen o al nombre del doctor Hernández, pero afortunadamente eso no afecta en nada al proceso de beatificación. Una vez que José Gregorio es declarado Venerable, quedó plenamente comprobado que fue un modelo de vida cristiana. El doctor Hernández está blindado contra ese tipo de cosas.

-¿Cuál es la opinión de su santidad el papa Francisco acerca de la causa de José Gregorio?, ¿ha conversado con él al respecto?
- Está muy interesado en esta causa, he recibido comunicaciones de Su Santidad y les puedo decir con toda sencillez que el papa Francisco desea vivamente la canonización de José Gregorio. Pero eso no ahorra los trámites relacionados con la comprobación milagro. Por eso reitero la invitación a Venezuela a orar en familia por la pronta beatificación del doctor Hernández y a notificar de cualquier posible milagro.


La certificación de un verdadero milagro

* Para que una curación sea admitida como un verdadero milagro, es absolutamente necesario que sea instantánea y total, no explicable desde el punto de vista médico.

* No basta con una curación lenta y progresiva, ni completa o parcial. Tampoco una curación sorprendente cuando se hayan aplicado tratamientos médicos oportunos.

* Es necesario que los allegados al enfermo hayan invocado expresamente la intercesión exclusiva del Venerable José Gregorio para obtener de Dios misericordioso la gracia de la sanación.

* La gracia de la curación debe ser fruto de la oración comunitaria de una familia, unos vecinos o una comunidad.

A dónde notificar:
A través del correo electrónico: causajosegregorio@gmail.com o directamente a Monseñor Fernando Castro, Obispo Auxiliar de Caracas y Vice-postulador de la Causa de la beatificación del doctor Hernández en la iglesia de La Candelaria o en el Palacio Arzobispal de Caracas, Apartado postal 954, Caracas 1010 A.

José Gregorio Hernández, Santo por aclamación popular


  • Cristiano ejemplar y padre de la Medicina moderna en Venezuela
  • Supo llevar de la mano a Dios y la ciencia médica para servir al prójimo
  • Los creyentes aseguran que se ha hecho larga la espera de su beatificación y posterior canonización
  • La Iglesia espera el auténtico milagro para llevarlo oficialmente a los altares

LUIS AULAR LEAL
Fotos: Archivo
Publicado en el diario El Falconiano el domingo 26 de octubre de 2014. En ocasión de celebrarse los 150 años del natalicio del doctor José Gregorio Hernández 


Su imagen está plasmada en estampitas, microbuses, murales y moldeada en yeso. Su ejemplo, permanece en el inconsciente colectivo del venezolano, como muestra de lo que el país puede ser. Hoy, José Gregorio es parte de la reserva moral y espiritual de la nación. A 150 años de su nacimiento en Isnotú, para los creyentes, la santidad de Hernández no admite la mínima discusión. Podría decirse que es “Santo por aclamación popular” y que el auténtico milagro de la beatificación, es el simple hecho de unir a Venezuela.

Casa natal del José Gregorio Hernández, en Isnotú, estado Trujillo



De Isnotú a Caracas
El 26 de octubre de 1864, nace en Isnotú, Estado Trujillo, José Gregorio Hernández Cisneros, hijo de Benigno María Hernández Manzaneda y Josefa Antonia Cisneros Mansilla, de ascendencia colombiana y española canaria respectivamente. Desde niño fue disciplinado y mostró inclinaciones religiosas y científicas. Se traslada a Caracas a estudiar bachillerato y luego llega a la Universidad Central de Venezuela, donde el 29 de junio de 1888 obtiene el título de doctor en Medicina.



Sus padres 

Isolina Hernández, junto a su hermano José Gregorio 


Padre de la Medicina moderna en Venezuela
Por su excepcional desempeño académico es becado por el Gobierno de nacional para cursar estudios de Fisiología Experimental en Europa de 1889 a 1891. Sus profesores Charles Richet (en París) y Don Santiago Ramón y Cajal (en Berlín) obtendrán cada uno, años después, el premio Nobel de Medicina. Hernández regresa a Venezuela trayendo un moderno laboratorio de Fisiología Experimental. 

El joven Hernández en sus tiempos de estudiante en Europa 



En palabras del doctor Rafael Muci-Mendoza, actual presidente de la Academia Nacional de la Medicina, José Gregorio Hernández “sacó de la penumbra a la Fisiología, dominada hasta entonces por la teoría y el caletre paralizante; creó una verdadera docencia científica, pedagógica y ¿por qué no decirlo? con toque divino”.

Dr. Rafael Muci-Mendoza, presidente de la Academia Nacional de la Medicina 

Fue además profesor universitario de las cátedras de Histología normal y patológica, Fisiología Experimental, Bacteriología, Parasitología, sin dejar de tener presente el estudio clínico. Dejó gran cantidad de trabajos científicos y gozó hasta su muerte de la admiración de sus estudiantes y colegas.


El médico de los pobres
Pasar consulta de manera gratuita en su casa a los pobres de Caracas e incluso regalarles las medicinas, fue una de las cualidades de servicio que lo llevó a ganarse el corazón de la gente. Siempre tuvo vocación religiosa y tanto antes como después de ir La Cartuja se dedicaba a atener a los enfermos pobres a cambio de nada.

La experiencia en La Cartuja: Entrevista a Fray Marcelo

Fray Marcelo fue el nombre que adoptó José Gregorio Hernández durante los nueve meses que vivió como religioso de clausura, en el monasterio de La Cartuja, Italia. La única entrevista para la prensa que permitió que se le hiciera, se publicó el 24 de abril de 1909 en un periódico llamado El Tiempo. La misma, fue concedida a Jesús Rafael Rísquez; su discípulo, quien además de ser médico, ejercía el periodismo. Parte de ese trabajo lo reproducimos a continuación:

- Doctor Hernández, ¿usted estaba preparado para vivir en La Cartuja?
- Como no. Tenía diez años preparándome para vivir en La Cartuja.

- ¿Cómo fue su vida en La Cartuja?
- Los monjes no podíamos hablar. Teníamos que caminar siempre mirando hacia el suelo. Cuando tropezábamos uno con otro o nos encontrábamos casualmente, ni nos saludábamos. La comida la recibíamos a través de una ventanilla de la celda donde vivíamos. Estábamos descalzos dentro del convento y cuando salíamos al patio llevábamos unas sandalias.


Cada monje disponía de dos pequeñas celdas. Una para dormir y otra para meditar. Dormía sobre una cama de tabla y se arropaba con una cobija. Tenía una pequeña mesa en donde había una vela para alumbrar y en la otra celda –que estaba al lado-, contaban con un pequeño mueble con dos sillas y libros. Era allí donde meditaba… Las dos celdas quedaban separadas por un pequeño patio o jardín que cada cartujo se encargaba de cultivar.

-¿Cómo vestían los cartujos doctor Hernández?
- Bueno, el vestido era incómodo, porque nosotros usábamos un silicio, que es una especie de camisa de piel de cabra, que va desde el cuello hasta más abajo de la cintura... Tenía - como es obvio- unas grandes cerdas; esas cerdas por supuesto cuando usted se movía se le enterraban en el cuerpo y cuando usted se dormía, apenas hacía el más leve movimiento de brazos o piernas, también. Encima del silicio nos poníamos una camiseta de lana, luego después el hábito y cubríamos la cabeza con una especie de capuchón.
...
José Gregorio era de baja estatura y contextura delgada; en La Cartuja, estaba sometido a un frío inhumano, incompatible con su salud. Durante el invierno, la temperatura podía llegar a varios grados bajo cero y en ese ambiente tenía que meditar, ayunar, hacer penitencia, estudiar y cortar árboles con una pesada hacha.


Fiebre, escalofríos, temblores, dolores musculares y dificultad para respirar, fueron sus indeseables acompañantes por varias semanas. Hasta que el superior de la orden lo llamó y le dijo tajantemente: “Usted no puede seguir en La Cartuja... Usted no tiene vocación contemplativa, tiene vocación activa. Si usted quiere abandonar la Medicina y dedicarse a la vida religiosa, tiene que ingresar en la orden de los jesuitas u ordenarse en el clero secular, pero en La Cartuja usted no puede hacer nada”.

Y agrega… “Además, usted no cumple con la función, con el cupo de cortar árboles con el hacha, porque no sabe hacerlo, no tiene fuerza física suficiente para hacerlo, y el día menos pensado, si usted se queda aquí, va a morir… Así es que váyase y vuelva otra vez al mundo”. Y así fue, regresó a Venezuela y continuó su labor como médico, docente y cristiano al servicio de los pobres.

Día de San Pedro y San Pablo
La mañana del 29 de junio, José Gregorio Hernández fue a misa; compartió con su hermana Isolina e incluso tomó jugo de guanábana, su bebida predilecta. Estaba cumpliendo 31 años de haberse graduado de médico. En la tarde del día anterior, habían firmado en Europa el Tratado de Versalles, que ponía fin a la Primera Guerra Mundial. Hernández en un acto de fe, había ofrecido su vida por el fin de la guerra.






Tragedia en la esquina de Amadores

Todavía se llama así y también existe la farmacia Amadores en La Pastora, al norte de Caracas. A las 2:15 p.m. de aquel domingo de 1919, el doctor Hernández salía de comprar las medicinas para un paciente en la botica Amadores. El tranvía, estacionado justo en la esquina y no le permitió ver que un automóvil Hudson Essex, modelo 1918, venía a 30 kilómetros por hora hacia él.

Lo golpeó el guardafango derecho, causándole contusiones. La desgracia se consumó cuando aturdido, perdió el equilibrio y trastabilló por varios metros, hasta caer de espaldas golpeándose la cabeza en la región occipital con el filo de la acera.

La noticia se supo en toda Caracas. Fernando Bustamante, un mecánico de 28 años era el chofer del carro; él mismo llevó a José Gregorio al hospital Vargas y después fue a buscar al doctor Luis Razetti para que lo atendiera; pero cuando llegaron, Hernández ya había muerto.

El informe médico escrito por Razetti reportó: “Fractura en la base del cráneo, edema bajo los párpados, hemorragia por la nariz, oídos y boca, herida en la sien derecha y moretones en las piernas por encima de las rodillas”.


(Hacer click sobre la imagen para ver infografía) 

Caracas lloró a un Santo
Con 55 años José Gregorio Hernández gozaba del respeto de toda la ciudad. Lo admiraban como médico, académico y ciudadano. Su repentina muerte hizo que el pueblo cayera en cuenta de lo que habían perdido. Los cronistas describen que hasta esa fecha no hubo una manifestación pública semejante a la del funeral de Hernández. 

El velatorio se iba a realizar en una residencia particular, pero la multitud de dolientes hizo que lo velaran en la Universidad Central de Venezuela ante la presencia de miles de caraqueños que afirmaban: “¡Era un santo!”.


Una multitud salió a despedirlo en las calles de Caracas. En la imagen se aprecia el cortejo fúnebre


El juicio y el expediente número 32
El 3 de julio comenzó el juicio contra Fernando Bustamante. Alejandro Sanderson, el juez ordenó su detención. El primero de agosto la familia Hernández envió una comunicación al juez manifestando que no solicitaban castigo para Bustamante, pues estaban convencidos de que todo fue un accidente.

Pero el juicio continuó. 11 personas testificaron, incluido  Mariano Paredes, conductor del tranvía número 27; los pasajeros del mismo; Bustamante, el acusado; y la señorita Angelina Páez quien vivía en la esquina de El Guanábano, exactamente frente a la escena del accidente y pudo ver todo. Ella escuchó al doctor Hernández exclamar: “¡Virgen Santísima!” en el momento del accidente.

El abogado defensor de Bustamante fue el doctor Pedro Manuel Arcaya y uno de los alegatos sostenía que el doctor José Gregorio Hernández había adoptado desde La Cartuja el hábito de caminar mirando hacia el suelo y eso, además de la posición del tranvía, hacía imposible que viese al automóvil. En febrero de 1920 terminó el juicio y el joven Fernando fue absuelto. Murió en 1984.

“Yo fui paciente del doctor Hernández”

Cecilia Martínez, la primera locutora venezolana, está a un mes de cumplir 101 años. Fue paciente del doctor José Gregorio Hernández. Esta caraqueña centenaria, recuerda al Venerable médico en entrevistas concedidas a las periodistas Milagros Socorro y Roxana Ordóñez:

“Era un hombrecito pequeño, de voz suave y agradable. En esa época, los niños se asustaban con el médico, pero eso no ocurría con el doctor Hernández, que venía con un sombrerito negro y su corbatica, y me decía: ‘vamos a ver, Cecilia, abre la boca a ver qué hay en esa garganta”.
Cecilia Martínez, con un siglo de existencia es quizá la única 
paciente del doctor Hernández que aún vive  

Explica que él la salvó de la difteria, que para el momento era una enfermedad mortal. José Gregorio Hernández frecuentaba la casa de los Martínez, “siempre vestía impecable, correctamente peinado y perfumado, tenía las manos pequeñas y suaves, murió en 1919, cuando yo tenía 5 años”. Aunque confiesa que nunca desarrollo una religiosidad hacia él, le atribuye su longevidad a aquella curación que quizás tuvo un toque milagroso. 


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En 1969 los restos del doctor Hernández fueron exhumados del Cementerio General del Sur para iniciar el proceso de canonización. Actualmente reposan en la iglesia de La Candelaria, Caracas, donde a diario acuden cientos de creyentes. 

Fachada de la Iglesia de La Candelaria 

Sepulcro del doctor José Gregorio Hernández, dentro del templo 

domingo, 19 de octubre de 2014

Aplausos de pie para despedir a Vicente Hernández



  • Director de teatro, maestro de generaciones de actores
  • Fundador de los festivales de cine del Ateneo de Punto Fijo
  •  Su trayectoria artística transcurrió en función del arte y la búsqueda de la excelencia
LUIS AULAR LEAL
Fotos: Heberto León y archivo

Un hombre de rostro alargado, cabello castaño y mirada inquieta camina de un lado a otro entre los espacios del antiguo Ateneo de Punto Fijo. Siempre tiene algo en mente y se trae entre manos un nuevo proyecto. Es tenaz. Su disciplina puede rayar en lo castrense, combinada con un agudo sentido del humor y la perspicacia necesaria para conocer la naturaleza humana. Eso hace a un director de teatro y es así como muchos recordarán a Vicente Hernández.

Su pasión hacia las artes nació con él en La Palma, archipiélago de Canarias, pero vino a encontrarse con el teatro en Venezuela.

El antiguo Centro Hispano
Llegó a Venezuela a trabajar en la industria petrolera y así lo hizo por un buen tiempo, alternando sus ocupaciones con el naciente Centro Hispano de Punto Fijo, ubicado en la calle Arismendi para la década de 1960. De aquella época se recuerda al profesor Carmelo Duarte, directivo de ese club social, quien como Hernández, sería una referencia para la cultura local. 

En tiempos del Teatro “Juglares” del Centro Hispano

Vicente dirigía el grupo de teatro “Juglares” del centro hispano. Don Porfirio Rodríguez Sicilia, con alrededor de 50 años en las artes escénicas, recuerda que fue su amigo y paisano Vicente quien lo invitó participar. “Ahí comencé y fue gracias a esa invitación. Recuerdo que hicimos una comedia y no sabía si la gente ser reía de la actuación o de mí, pero todo salió bien y eso fue gracias a Vicente, gracias a él llegué al teatro”.

Porfirio Rodríguez y Vicente Hernández, más de 50 años de hermandad


El ateneo y el Teatro Espejos
A pocos metros del centro hispano estaba el Ateneo de Punto Fijo, donde en la década de 1970, el recordado director Carlos Miranda fundó el grupo de Teatro Espejos... al poco tiempo, Vicente Hernández, llega a tomar las riendas del “Espejos”.

Saira Romero, José Bracho, José “Pepe” Riera, Yraida Romero, Willian Nieto, María Jiménez,  Leonel Núñez e Indiro Delgado, entre otros, fueron la primera generación de discípulos de Vicente; y realmente continuaron siéndolo hasta la fecha, al punto de considerarse una verdadera familia. Porfirio Rodríguez venía con Vicente del centro hispano y también se incorporó al grupo.

“Vicente para nosotros fue un padre, nuestro amigo y maestro. Es hoy y va ser siempre una referencia obligada del teatro en Falcón”, asegura José “Pepe” Riera.

Las puestas en escena
Por más de 30 años, Hernández dirigió decenas de montajes para público adulto con el Teatro Espejos y de teatro infantil con Terrón de Azúcar. Piezas como La Granada, Diálogos de un resucitado, El Testamento del Perro y El Día que me quieras (del maestro José Ignacio Cabrujas) llegaron a las tablas regionales gracias al trabajo de Hernández.

Vicente Hernández en una escena de cine junto al entonces niño Indiro Delgado

Aquella Paraguaná, escrita por Andrés Castillo e inspirada en el libro homónimo de Alí Brett Martínez, así como Los Dientes están demás y Samuel Morse nació en Pedregal de Guillermo de León o Josefa La del Amor de Salomón Lugo, también llegaron a escena bajo la dirección de Vicente Hernández.


Celebración de cumpleaños con parte de los actores del grupo Espejos luego de una presentación de la obra “Urupagua

No obstante, la obra de mayor éxito y tiempo en los escenarios, dirigida por Hernández fue Dios, el diablo y la tentación, cuyo nombre original es Balada para tres inocentes de Pedro María Herrero; protagonizada por José Bracho, Pepe Riera, Saira Romero, María Jiménez y Porfirio Rodríguez, integrantes del elenco original. 

Haydí Marín, Willian Nieto y Luis Rodolfo Martínez,  han interpretado de manera eventual algunos de los papeles de la obra.

Escena de “Dios, el diablo y la tentación”, la obra más exitosa dirigida por Hernández

En todos los casos, se recuerda el esmero y apasionamiento por el detalle, la correcta pronunciación, escenografía, la actuación y el respeto al público como una prioridad por parte del director. Con esos trabajos, el teatro regional llegó al Festival de Teatro de Aruba, a Bogotá, a las islas Canarias e incluso a la República de Moldavia.      

El Festival de Cine Super 8
Uno de los logros más recordados de Vicente Hernández fueron la serie de festivales de Cine Super 8, que curiosamente se efectuaron en ocho oportunidades en la década de 1980. Estos eventos generaron gran expectativa cultural por lo invitados nacionales e internacionales que asistían, como el poeta español Rafael Albertí, la directora Nuria Espert, Belén Lobo o el cineasta venezolano Rodolfo Izaguirre y su hijo Boris.  


Con la directora de cine Nuvia Espert y el poeta Rafael Alberti en una de las ediciones del festival de cine

Vicente: Viajero, culto y bohemio
Lector de clásicos universales, siempre buscó la excelencia y se definía como gran admirador de Salvador Dalí y Gabriel García Márquez.  Apasionado por los viajes, llegó a conocer más de 30 países, a muchos de los cuales asistía a eventos y festivales culturales de carácter mundial “y de cada uno de ellos se traía un recuerdo, una idea o un proyecto para el grupo de teatro”, comenta Saira Romero. ´

Tuvo oportunidad de conocer  al premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez

“Tenemos la satisfacción de haberle rendido los homenajes en vida, siempre lo acompañamos y su obra estará presente, pero lo importante es que siempre estuvimos a su lado”, explica José Bracho, quien como dato curioso comenta el talento de repostero que como afición desarrolló Vicente en sus últimos años, “hasta en eso se destacó”.

La obra de un artista no termina con su ciclo vital, se prolonga a través sus enseñanzas y discípulos, del arte que creó y el bien que con su obra le ha proporcionado a la humanidad, razón por la cual, sólo puede ser despedido y recordado con una ovación de pie. 

lunes, 13 de octubre de 2014

Entrevista a Evelia Di Gennaro, protagonista del filme El Psiquiatra



  • Debuta en el cine, con una película que supera los 75.000 espectadores en sus primeras tres semanas en cartelera 
  • Junto al primer actor José “Pepe” Domínguez, recrean en “El Psiquiatra”, el asesinato de la joven Roxana Vargas a manos de Edmundo Chirinos


LUIS AULAR LEAL
Fotos: Cortesía
Publicado en el diario El Falconiano el 13 de Octubre de 2014. 

Ser hija de un militar y una gerente de recursos humanos, no impidió que sintiera el llamado de las artes. Actúa desde el preescolar, cuando participaba en obras de teatro infantil y años más tarde formó parte del recordado programa “Hay que oír a los niños”, transmitido por Radio Caracas Televisión.

Extrovertida, alegre y muy segura de sí misma, parece el polo opuesto a Sofía, personaje que interpreta en El Psiquiatra, que representa a Roxana Vargas, la joven asesinada por Edmundo Chirinos hace seis años.

El reconocido profesional de la Psiquiatría había sido rector de la Universidad Central de Venezuela en la década de los ochenta; candidato presidencial por el Partido Comunista (PCV) y el Movimiento Electoral del Pueblo (MEP) en las elecciones de 1988; miembro de la Asamblea Nacional Constituyente en el año 2000 y psiquiatra del fallecido Hugo Chávez, por lo que no se trataba de un criminal común.

La joven Roxana Vargas y el reconocido psiquiatra Edmundo Chirinos. El hecho de sangre protagonizado por estos dos personajes y la sentencia judicial del caso, fueron la fuente del guionista de la película

Fue hallado culpable de homicidio intencional en la persona de Roxana Vargas, joven de 19 años quien fue su paciente (Sofía en El Psiquiatra) interpretada por Di Gennaro. Además resultó responsable de abuso sexual de muchas otras pacientes a quienes les infringía actos lascivos bajo sedación farmacológica. Lo condenaron a 20 años de prisión y falleció en 2013, producto de complicaciones clínicas por una neumonía.

A Di Genaro de 25 años de edad, quien es licenciada en Artes de la Universidad Central de Venezuela y formada teatralmente en el legendario Rajatabla, le tocó interpretar el personaje protagónico de esta película de suspenso junto al maestro José “Pepe” Domínguez, quien encarna a Chirinos (Elías Aponte) en El Psiquiatra.  

Evelia,  gentilmente ofreció una entrevista para el diario El Falconiano donde comenta sobre su participación el polémico filme.




- ¿Cómo llega a ti la propuesta de El Psiquiatra?
- Tenían a una actriz que iba a interpretar a Sofía, pero renunció. Entonces me llamaron y me dijeron “necesito a una chama para un personaje con tus características: blanquita, gordita, bonita y que se vea niña a pesar de ser mayor de edad”, y acepté el personaje.

- Coméntanos acerca de la construcción del personaje de Sofía
- Cuando leí por primera vez el guion, me acordé mucho de cuando tenía más o menos 15 años, pues pasé por una etapa de aceptación física parecida a la de ella en la película; o sea, de si uno como es gordita no es suficientemente bella y entonces me agarré de esos “demonios” para construir al personaje. Con respecto al vestuario fue de colores pasteles, para hacerla ver siempre muy niña.

-¿Cuál consideras que fue la escena más difícil de la película?
-Aparte de las escenas sexuales que son obviamente complicadas, para mí hay dos que son particularmente fuertes. La primera, la del espejo; cuando Sofía se ve gorda, se encuentra con esos "demonios" y rompe el espejo. La segunda, cuando estoy también frente a otro espejo y el personaje habla con la foto de Ramón (el chico que le gustaba a Sofía) y le decía que un hombre sí se podía fijar en ella.

Una de las escenas donde Sofía va al consultorio del psiquiatra

En ese momento estaba totalmente metida en el personaje, al punto que no paraba de llorar cuando terminamos la escena. Recuerdo que el director de casting me sentó y me dijo seriamente: “Mi amor, recuérdate que es un personaje… ¡no eres tú!”. 

Un día después de grabar nos fuimos a la playa y al regresar nos reunimos a tomar algo, Manuel Pifano (el director) me dice: “¡Guao, eres una persona completamente  diferente!, yo pensaba que tú eras más como Sofía”… Y le dije, lo que pasa es que no conociste a Evelia, sino a Sofía.

-¿Cómo fue el trabajo junto al primer actor José “Pepe” Domínguez, quien interpreta al psiquiatra del filme?
- A Pepe ya lo conocía. Vengo de Rajatabla igual que él. Incluso me dio clases y me dirigió en tres obras. Fue un alivio enterarme de que Pepe iba a ser el psiquiatra, porque las escenas eran muy fuertes e incómodas.

Junto al primer actor José “Pepe” Domínguez, coprotagonista de "El Psiquiatra" en la premiere del filme

- Mucha gente comenta que la película está basada en el libro de Ibéyise Pacheco, ¿eso es correcto?
-No. No tiene nada que ver con el libro. Johan García que es el guionista, creó la historia basado en la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia sobre el caso.

-¿Cuánto tiempo llevó la grabación de tus escenas?
- Aproximadamente dos meses.

-¿Cómo ves el impulso que ha tenido en cine nacional en los últimos años?
-Pienso que ahorita es el mejor momento para ser actriz de cine en Venezuela. Se están haciendo muchas películas y el público está interesado en verlas; los actores tenemos mucho que decir y muchas historias que contar. Estamos evolucionando para ser cada vez mejores.
Instantes en los que estaba doblando su voz una de las escenas 

-Hasta ahora más de 75.000 espectadores han visto El Psiquiatra en sus tres primeras semanas en cartelera, ¿qué significa eso para ti?
- ¡Bueno, guao, chévere!... Manuel siempre dijo que esta película iba a ser un batacazo y que la gente la iba a ir a ver ya fuese buena, mala o cruda, por el tema que trata. Y fue así, en esta película me ha visto más gente en los siete años que llevo actuando profesionalmente en teatro. Es como mi sueño hecho realidad.

-¿Tu, otro actor o el director, han recibido algún comentario sobre la película de los familiares de Roxana Vargas o el doctor Chirinos?
- No, para nada. Aunque los he esperado, porque es una posibilidad. Pero no se quiso faltar el respeto en ningún momento.

-Fantaseando un poco, si hubieras tenido la oportunidad de conocer a Sofía, ¿qué le habrías dicho?
- Que todo iba a pasar… que esa depresión era temporal y no era para siempre.

-¿Algún mensaje para los jóvenes que se inician en la actuación?
- Que crean en sí mismos; que tengan constancia y disciplina.

-¿Más teatro o más cine?
-¡Ay, es difícil!... mmm… más teatro.

-¿Una actriz venezolana?
-Daniela Alvarado.

-¿Internacional?
- Meryl Streep.

- ¿Un actor?
- Gustavo Rodríguez.

-¿Una película de todos los tiempos?
- El Fantasma de la Ópera.

-¿Qué le dices al público falconiano?
- Que sigan apoyando al cine venezolano. Los que hayan visto la película gracias por apoyarnos y los que no, que vayan a verla no tanto para entretenerse, sino para reflexionar.