lunes, 2 de julio de 2018

Los amigos adecos de Alí Primera


“¡Qué lástima que no tengamos a Alí vivo!, nunca como ahora había hecho tanta falta, lo han utilizado por sus canciones de protesta, pero esas canciones hoy están más vigentes que nunca” Ana María de Sandoval.

LUIS AULAR LEAL
fotos: ELVIN ROVELLA / Publicado en el diario El Falconiano el 17 de julio de 2016.

No eran los únicos. Alí Primera tuvo muchos amigos adecos, copeyanos y de cualquier ideología imaginable porque: “Creía en la gente sin importarle dónde estuviera ubicado políticamente”, sentencia la profesora Ana María de Sandoval. Junto a su esposo Nicolás cultivaron por años la amistad y aún conservan el más entrañable recuerdo del Cantor del Pueblo Alí Primera.

Cuando en actos oficiales solo lo recuerdan en el aniversario de su nacimiento (31 de octubre) o su muerte (16 de febrero) pasando a ser una acartonada efeméride más del calendario, en el caso de los Sandoval es distinto. Hablan sobre Alí un día cualquiera, un día como hoy, que siempre será el mejor de los días.


Lo conocieron a través del movimiento cooperativo, justamente cuando se organizó la primera Canción Solidaria por Paraguaná. “Alí decía que toda la gente debía vivir dignamente y que tuviera las posibilidades de salir adelante, por eso su vocación fue siempre social, la ayuda al prójimo”. La primera Canción Solidaria por Paraguaná fue une evento organizado por la sociedad civil de la península el 31 de julio de 1981, con el objetivo de recaudar fondos para ayudar a las víctimas del Polifemo; esta fue una embarcación falconiana atacada por piratas en el mar con la pérdida de cinco pescadores.

El ataque dejó en tierra firme viudas desvalidas y niños huérfanos, hacia ellos estaría destinada por la ayuda y el principal promotor de la recaudación benéfica fue Alí Primera. “Él se empeñó en que había que hacer algo por los niños”, rememora la profesora Ana María. Se le unieron el movimiento cooperativo (donde estaban los Sandoval), la Sociedad Amigos de Paraguaná, Fetrafalcón y demás fuerzas vivas.


“Recolectamos 82 mil bolívares; hubo 20 mil bolívares de gastos y el resto se guardó en una cuenta del Banco de Maracaibo para entregarle mensualmente y durante un año 162, 50 bolívares a cada niño huérfano por la tragedia”. Los autorizados para movilizar esa cuentan fueron José María “Mayía” Gauna Moreno, Alí Villa (primo de Alí Primera) y la Ana María Sandoval.

También se logró que la Asamblea Legislativa de aquel momento asignara unas becas a los niños. “Todos sin distinción de color político colaboramos por esa causa y así fue con todas las que siguieron, porque a partir de ese momento cada año se hizo la canción solidaria para ayudar a algún necesitado impulsados por Alí”.

Amistad, ternura y romanticismo
“Ahora todo el mundo dice que era amigo de Alí, pero cuando él venía realmente eran muy pocos los amigos que tenía. Cuando llegaba a casa de su mamá, la señora Carmen Adela, los que nunca faltaban eran: Héctor Hidalgo Quero, Heberto León, Guillermo de León Calles, Edgar Lugo Yamarte y nosotros”. Para los esposos Sandoval, otra de las cualidades de Alí era hacer amigos, de ahí la riqueza intelectual y la sensibilidad social que edificó, también promoviendo la tolerancia y la unión incluso en el seno familiar cuando escribió una canción dedicada a dos de sus hermanos que no compartían sus ideas políticas.


Tanto la profesora Ana María como su esposo Nicolás sostienen que sólo aquellos que tuvieron la dicha de conocer verdaderamente a Alí Primera palparon la sensibilidad poética, solidaria y artística de su creación musical. “Alí tiene una serie de canciones hermosísimas, pero Blanquísima Gaviota, Amor en Tres Tiempos y Los Dos Pichones que tienen un asombroso caudal de ternura y romanticismo eran de sus preferidas, más allá de las de protesta que son más conocidas”.


Sobre la producción musical recuerdan que para ese momento Alí no tenía cabida en los medios de comunicación con la excepción de personas como Charles Arapé y Román Oswaldo Aguilar que le daban espacio en la radio. “Hubo casos como Cunaviche que llegó a estar en primer lugar en la radio y el gobierno canceló su difusión, pero aquello no es comparable con la realidad actual, ¡Qué lástima que no tengamos a Alí vivo!, nunca como ahora había hecho tanta falta, lo han utilizado por sus canciones de protesta, pero esas canciones hoy están más vigentes que nunca”, acota Ana María.


Paraguanera es su canción preferida, mientras que Nicolás se confiesa como un enamorado Tin Marín. El inmenso, verde y florido jardín de la familia Sandoval se reunían con Alí a escuchar sus melodías, mientras los hijos del cantor se quedaban dormidos al transcurrir las veladas. De aquello quedan hermosos recuerdos que no podrán borrarse aunque la falta de agua haya secado la belleza que algún día regresará a ese jardín.

Y Alí Primera compró un tapiz de Acción Democrática

Cuenta Ana María que en una oportunidad que Alí Primera acababa de cruzar el puente sobre el lago de Maracaibo cuando vio un gigantesco tapiz goajiro con el símbolo de Acción Democrática, este le recordó inmediatamente a su amiga; lo compró casi a escondidas y se lo trajo a Falcón. Al entregárselo a la sorprendida Ana María le dijo: “Mira negra las vainas que uno hace solo por ti, mira lo que te traje y yo escondiéndolo para que no me vieran con esto”. Ella aún conserva el tapiz.

También atesora la colección casi completa de los long plays del Padre Cantor, todos firmados de puño y letra del autor, pero hay una dedicatoria que resalta entre todas y muestra el valor que daba a la amistad por encima de la política: “Para: Nicolás (El Adeco) y Ana María (La Adeca). De: Alí Primera (El Comunista). Para que les dé salpullido a los sectarios, que no entienden que la solidaridad y la amistad saltan las barreras ideológicas. Les precio mucho. Alí Primera”.


Nicolás recuerda que Alí “le sacaba algo poético o chistoso cualquier cosa”. Durante la campaña de Jaime Lusinchi a la presidencia circuló un afiche del candidato adeco con las manos abiertas y mostrándole uno a los Sandoval les dijo: “Ahora sí es verdad que estoy seguro que ustedes van a ganar las elecciones, porque acabo de ver Lusinchi en este afiche con las manos abiertas ya está diciendoel tamaño de cagada que van a poner si ganan es de ese tamaño”.

Otra anécdota fue cuando al darle la cola a Ana María, Alí terminó con ella en un barrio de Caracas en una asamblea de un Comité de Unidad del Pueblo (CUP) del Partido Comunista de Venezuela. Los asistentes empezaron a despotricar de los adecos y de algún modo se enteraron que la profesora Ana María era una “compañera”, cuestión que desató un alboroto. 

Afortunadamente Alí logró calmar los ánimos al decir a viva voz: “¡En la base de los adecos y los copeyanos hay gente con sensibilidad social, hay gente buena y a esa gente tenemos que traerla para acá!”. Cuando la muchedumbre se tranquilizó, se acercó a Ana María y sonriente le susurró: “¿Estabas cagada verdad?”.


“Mira negra, te voy a decir algo: ¡nunca cambies!”

La última vez que Alí Primera se comunicó con los Anamría y Nicolás fue vía telefónica, 22 días antes del mortal accidente de febrero, le dijo a Ana María: “Mira negra, te voy a decir algo: ¡Nunca cambies!”. Luego, aquel aciago 16, los Sandoval llevaban en su carro un lote de disco de Alí. En una estación de servicio el bombero al ver los long plays les dijo: “¿Ustedes conocen a Alí Primera? ¿Saben lo que le pasó a Alí?” Así se enteraron. Lo demás es la parte triste la historia, tantas veces contada.


Pero más allá del dolor de ese momento, Nicolás y Ana María que no fueron los únicos amigos adecos que dejó Alí, pero sí los más cercanos, recuerdan la dulzura de sus canciones, sus tertulias entre guitarra, ron, chivo y arepa pelada con nata; pero sobre todo la vocación de servicio y solidaridad que brotaba por los poros al cantor que siempre fue pueblo, sin distingo de colores y con un solo corazón.