Caricatura: @edoilustrado
JOSÉ GUERRA
Venezuela tiene y debe encontrar una salida urgente
a la crisis que hoy la azota. Fracasado el socialismo del siglo XXI, debe
abrirse un nuevo camino para que tengamos un país que retome la libertad y la
prosperidad. La clave para ello es el cambio político y una orientación clara
en materia económica y financiera.
El
presidente interino Juan Guaidó ha señalado con nitidez que se trata de cesar
la usurpación, alcanzar un gobierno de transición y tener elecciones libres.
Venezuela tiene que buscar rápidamente la ruta electoral para que el
pueblo decida quién lo debe gobernar y de esta manera alcanzar la escurridiza
estabilidad política.
Es evidente
que como fuerza minoritaria que es, sin capacidad de movilización y con un
liderazgo deteriorado, el chavismo debe ser respetado y convivirá con la nueva
mayoría que el país hoy tiene. Jamás se puede perseguir y acosar a quienes ayer
fueron gobierno.
En lo concerniente a los asuntos económicos y
financieros la senda es clara. En primer lugar, hay que derrotar la hiperinflación.
Esa es la tarea principal. Para logarlo hemos propuesto que la brecha fiscal
que la provoca debe cerrarse con dinero fresco, es decir con financiamiento
externo y por tanto debe acabarse con la emisión de dinero de la nada que hace
el BCV para financiar el déficit fiscal. Si no resolvemos este problema no
hacemos nada y seguirá la hiperinflación con sus efectos destructivos sobre el
salario y el ahorro. Lo anterior implica renegociar la deuda externa hoy en
situación de incumplimiento de pago.
Abogamos por
una reestructuración de la deuda transparente y rápida para que se abra el
financiamiento a la economía. Para ello es fundamental la ayuda de los
organismos multilaterales de crédito y préstamos y donaciones urgentes de los
países aliados para la reconstrucción. Igualmente hay que fijar por un plazo
razonable la tasa de cambio con respecto al dólar para así derrotar las
expectativas de inflación y darle certidumbre a la economía.
En segundo lugar, hay que diseñar una nueva
política petrolera que partiendo de la propiedad nacional de los hidrocarburos
haga posible el aumento de la producción de petróleo hoy ubicada en sus mínimos
históricos. Para ese propósito la inversión nacional y extranjera es vital y
sin ella y sin una nueva gerencia al mando de PDVSA es imposible incrementar la
producción.
PDVSA tiene que dejar de ser la sucursal y caja chica del PSUV para retomar sus funciones como
empresa energética. En tercer hay que aplicar una nueva política social basada
en subsidios directos a los más necesitados. Por tanto, se sustituirá las cajas
de comida asignadas de forma discrecional y con criterios partidista por una
transferencia directa y en efectivo para que el pueblo compre lo que quiera y
cuando quiera y no sea objeto de coacción política. Estas son las bases
esenciales para sacar al país de la crisis.