sábado, 20 de septiembre de 2014

Jesús Rodríguez Cuba: El Noé de la escultura en Paraguaná

  • Un artista plástico que esculpe y habla con los animales 
LUIS AULAR LEAL
Fotos: Oniel Gómez 

Una amplia sonrisa acompaña a su siempre enérgico saludo. Aunque unos dicen que es de barro, trabaja con fibra de vidrio y cemento. Su licencia; es creativa, para trasformar la más tosca piedra en vida y color. Jesús Rodríguez Cuba, nacido en Punto Fijo, pasó su infancia en la Comunidad Cardón y aunque siempre sintió inclinaciones por la pintura y escultura, fue ya adulto, después de laborar por años en contratistas y trabajar con maquinaria pesada, cuando decidió dedicarse a su verdadera pasión, el arte.


Su técnica, es propia, y tenía que serlo, porque cuando se fue a una escuela de arte en Caracas y llegó al taller de escultura, encontró a otros alumnos “manguarenado”, mientras que él, con la mayor naturalidad creaba, transformaba, moldeaba y hacía único a cuanto trozo de piedra o arcilla encontraba enfrente.

El tiburón Martillo atrae la atención de locales y foráneos 

La gente permanece junto a lo que ama, quiere y le apasiona; es por eso que "Chucho" Rodríguez está destinado a vivir cerca del mar. Quizás eso hizo que un día se detuviera, en medio de Los Taques y Villa Marina para fundar Villa Langosta, su casa, taller y restaurante.


Sin ser Noé y sin tener arca, se han hecho patriarca de tortugas, flamingos, tiburones, peces espada, cientos de iguanas y langostas que ha construido con sus manos. "Las ideas me llegan de pronto, de imprevisto, en cualquier momento" -comenta- y es así como su horario lo establece la caprichosa voluntad de la musa.


Un brujo que habla con los animales
Aunque sería difícil explicar cómo, el caso es que las mascostas de "Chucho", que son más bien sus amigos, le entienden. Ha desarrollado una facultad para comunicarse con las guacamayas, chivos, pavo reales e incluso las ardillas que viven en Villa Langosta. "Ven acá bonita", le dice a una guacamaya; y de pronto ordena "¡vente malandra!" y una iguana baja de lo más alto de un cují hasta donde está él. 


Dándole de comer a "La malandra"
Artista, brujo o druida playero, ha creado para sí y para el mundo, una suerte de República Independiente; pequeña nación de sirenas, tiburones e hipocampos, nacidos de la turbulencia creativa donde navega su imaginación.

 Las esculturas que tiene en exposición permanente parecen tener un hipnótico poder hacia los turistas, quienes curiosos se detienen a contemplarlas y es así, porque Jesús Rodríguez Cuba ofrece su arte y amistad a todo aquel que lo visita.