domingo, 14 de septiembre de 2014

Arte y abandono en el cementerio de Coro


  • Aunque existe el proyecto para construir un nuevo camposanto en la ciudad mariana, el actual, fundado en la década de 1930, sigue siendo la única opción para sepultar a los difuntos en la capital falconiana
  • Monumentos funerarios de mediados del siglo XX dispersos en toda su extensión constituyen verdaderas obras de arte que contrastan con el abandono en el que se encuentra buena parte del cementerio
  • Monte, escombros, tumbas colapsadas e incluso profanadas con osamentas expuestas pueden verse en la necrópolis coriana

Publicado en el diario El Falconiano el martes 21 de enero de 2014
Texto y Fotos: LUIS AULAR LEAL 

Desde la cuarta década del siglo pasado, la última morada de los habitantes de Coro ha estado en la avenida Roosevelt. En el cementerio municipal, confluyen sin ningún tipo de clasificación específica exgobernadores, médicos eminentes, insignes maestros, poetas y miles de ciudadanos, tal vez no tan famosos pero igualmente falconianos.

Este es quizás el sitio más democrático de Coro, donde todos terminan siendo verdaderamente iguales y sufriendo –aún después de muertos- las mismas calamidades por la falta de mantenimiento del lugar.

Más de una lápida ha colapsado producto del tiempo y las condiciones ambientales, además de las denunciadas profanaciones dejando las urnas al descubierto

Con alrededor de 80 años a cuestas, el camposanto sigue recibiendo inquilinos. Aún no hay otra opción. Se ha anunciado el proyecto para construir un nuevo cementerio a las afueras de la ciudad, pero mientras esto se materialice, el actual seguirá funcionando.

Mientras tanto, buena parte del cementerio permanece cubierto de monte, con escombros, tumbas colapsadas por la antigüedad, uno que otro ataúd visible e incluso restos de urnas arrojadas como si fuesen cualquier cosa. En algunos sitios puede llegar a verse osamentas expuestas, como el caso de una tumba ubicada al noreste del camposanto donde puede apreciarse a simple vista el cráneo de un difunto.


“Esto está abandonado, lleno de monte, basura y malandros que se meten aquí”, es la impresión de un par de señoras que visitan la tumba de un familiar. Se conoció que el lugar no cuenta con suficiente personal para el mantenimiento, por lo que algunos obreros trabajan de manera eventual haciendo las fosas.

Por otra parte el crecimiento de la ciudad ha hecho que el cementerio se rodee de casas y que le gente para acortar camino decida atravesar el camposanto. Esas mismas personas, suelen ser víctimas de antisociales que aprovechan la soledad del lugar para cometer sus fechorías.

Copia de “La Piedad” de Miguel Ángel en el monumento funerario en el sepulcro de monseñor Cástulo Mármol Ferrer

El arte del más allá
Una serie de monumentos funerarios, principalmente de las décadas de 1940 y 1950, puede ser considerado como genuinas obras de arte. En su mayor parte decoran los sepulcros de renombrados ciudadanos como la maestra Josefa Victoriana Riera, monseñor Cástulo Mármol Ferrer o el señor Pedro Isaac Sénior, que fue inmortalizado en una escultura de mármol donde curiosamente luce sentado y de piernas cruzadas. El rostro de esta estatua fue dañado por el vandalismo.

Monumento funerario de Josefa Victoriana Riera

Entre muchos otros personajes sepultados aquí están el doctor Rafael Calles Sierra, el recordado exgobernador Ramón Antonio Medina y los doctores Pedro Manuel, Augusto y Arturo Hidalgo Rodríguez, hijos del abogado e historiador falconiano Pedro Manuel Arcaya.


Ya sea por garantizar un último lugar de descanso digno de todos quienes allí reposan o por preservar el patrimonio artístico de los monumentos funerarios, la colectividad coriana espera la necesaria intervención de las autoridades, para rescatar al cementerio municipal del estado en el que se encuentra.